EL HIJO DEL CARPINTERO

"Y llegó a su propia tierra, donde comenzó a enseñar en la sinagoga del lugar. La gente, admirada, decía: – ¿De dónde ha sacado este todo lo que sabe? ¿Cómo puede hacer tales milagros? ¿No es este el hijo del carpintero? Y su madre, ¿no es María? ¿No son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas, y no viven sus hermanas también aquí, entre nosotros? ¿De dónde ha sacado todo esto? Y no quisieron hacerle caso. Por eso, Jesús les dijo: – En todas partes se honra a un profeta, menos en su propia tierra y en su propia casa.  Y no hizo allí muchos milagros, porque aquella gente no creía en Él." Hoy celebramos San José Obrero. En el evangelio, vemos cómo los coetáneos de Jesús eran como nosotros. Estaban llenos de prejuicios a la hora de juzgar a los demás. No se fiaban de Jesús, a pesar de lo que veían y oían, porque era "el hijo del carpintero". Nosotros también clasificamos y etiquetamos a los demás. No los consideramos por lo que son, sino por su origen, procedencia, estatus social... Jesús, para los de su tierra, era simplemente un marginado. Alguien al que no se le podía hacer caso, porque sólo era "el hijo del carpintero". ¿A cuántas personas despreciamos porque son "el hijo del carpintero"? ¿Por qué son de una etnia, de una cultura, de una religión determinada? Jesús se hace presente en cada uno de nuestros hermanos marginados. Sólo si sabemos reconocerlo en ellos, podremos dar buenos frutos.