"No te ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí al oir el mensaje de ellos. Te pido que todos ellos estén unidos; que como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Les he dado la misma gloria que tú me diste, para que sean una sola cosa como tú y yo somos una sola cosa: yo en ellos y tú en mí, para que lleguen a ser perfectamente uno y así el mundo sepa que tú me enviaste y que los amas como me amas a mí. Padre, tú me los confiaste, y quiero que estén conmigoo donde yo voy a estar, para que vean mi gloria, la gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la creación del mundo. Padre justo, los que son del mundo no te conocen; pero yo te conozco, y estos también saben que tú me enviaste. Les he dado a conocer quién eres, y seguiré haciéndolo, para que el amor que me tienes esté en ellos, y yo mismo esté en ellos."
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Jesús nos sigue hablando de la unidad. Una unidad que no significa ausencia de diversidad. La diversidad es riqueza. La unión que Jesús desea para nosotros, es la unidad que realiza entre los diferentes el Amor. Es esa unidad en el Amor la que nos puede hacer mostrar a Dios a los demás.
"Jesús prosigue su “oración liberadora” al Padre. Insiste en el tema que atraviesa todo su proyecto: la unidad. Desde esta clave de lectura, dos aspectos son determinantes: (1) la unidad en la diversidad de todos los creyentes; 2) y la dificultad de constituir una comunidad discipular una y diversa. Jesús reitera su petición al Padre por la unidad en la comunidad, que ha de estar fundamentada en la comunión, porque es el criterio para hacer creíble su mensaje en el tiempo y en mundo. Dicho de manera taxativa: ahí donde los hombres y las mujeres se unen por propósitos de “bien común”, sostenibilidad y solidaridad; superan todas sus divisiones y dificultades. Dios no solo hace su morada, sino que permanece. Porque el problema religioso y ético de la unidad, es también un problema integral. No se trata de convivencia, sino de la fuerza que nos une a quienes somos distintos, respetamos y promocionamos la diferencia y vivimos en la diversidad. ¿Contribuimos en la lucha por lo “que nos es en común” como iglesia, sociedad y planeta?" (Koinonía)
"Jesús prosigue su “oración liberadora” al Padre. Insiste en el tema que atraviesa todo su proyecto: la unidad. Desde esta clave de lectura, dos aspectos son determinantes: (1) la unidad en la diversidad de todos los creyentes; 2) y la dificultad de constituir una comunidad discipular una y diversa. Jesús reitera su petición al Padre por la unidad en la comunidad, que ha de estar fundamentada en la comunión, porque es el criterio para hacer creíble su mensaje en el tiempo y en mundo. Dicho de manera taxativa: ahí donde los hombres y las mujeres se unen por propósitos de “bien común”, sostenibilidad y solidaridad; superan todas sus divisiones y dificultades. Dios no solo hace su morada, sino que permanece. Porque el problema religioso y ético de la unidad, es también un problema integral. No se trata de convivencia, sino de la fuerza que nos une a quienes somos distintos, respetamos y promocionamos la diferencia y vivimos en la diversidad. ¿Contribuimos en la lucha por lo “que nos es en común” como iglesia, sociedad y planeta?" (Koinonía)
UNIDOS EN EL AMOR
ResponderEliminar"No te ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí al oir el mensaje de ellos. Te pido que todos ellos estén unidos; que como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Les he dado la misma gloria que tú me diste, para que sean una sola cosa como tú y yo somos una sola cosa: yo en ellos y tú en mí, para que lleguen a ser perfectamente uno y así el mundo sepa que tú me enviaste y que los amas como me amas a mí. Padre, tú me los confiaste, y quiero que estén conmigoo donde yo voy a estar, para que vean mi gloria, la gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la creación del mundo. Padre justo, los que son del mundo no te conocen; pero yo te conozco, y estos también saben que tú me enviaste. Les he dado a conocer quién eres, y seguiré haciéndolo, para que el amor que me tienes esté en ellos, y yo mismo esté en ellos."
Jesús nos sigue hablando de la unidad. Una unidad que no significa ausencia de diversidad. La diversidad es riqueza. La unión que Jesús desea para nosotros, es la unidad que realiza entre los diferentes el Amor. Es esa unidad en el Amor la que nos puede hacer mostrar a Dios a los demás.
"Jesús prosigue su “oración liberadora” al Padre. Insiste en el tema que atraviesa todo su proyecto: la unidad. Desde esta clave de lectura, dos aspectos son determinantes: (1) la unidad en la diversidad de todos los creyentes; 2) y la dificultad de constituir una comunidad discipular una y diversa. Jesús reitera su petición al Padre por la unidad en la comunidad, que ha de estar fundamentada en la comunión, porque es el criterio para hacer creíble su mensaje en el tiempo y en mundo. Dicho de manera taxativa: ahí donde los hombres y las mujeres se unen por propósitos de “bien común”, sostenibilidad y solidaridad; superan todas sus divisiones y dificultades. Dios no solo hace su morada, sino que permanece. Porque el problema religioso y ético de la unidad, es también un problema integral. No se trata de convivencia, sino de la fuerza que nos une a quienes somos distintos, respetamos y promocionamos la diferencia y vivimos en la diversidad. ¿Contribuimos en la lucha por lo “que nos es en común” como iglesia, sociedad y planeta?" (Koinonía)