MADRE DE LA IGLESIA

"Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, esposa de Cleofás, y María Magdalena. Cuando Jesús vio a su madre y junto a ella al discípulo a quien él quería mucho, dijo a su madre:

– Mujer, ahí tienes a tu hijo.

Luego dijo al discípulo:

– Ahí tienes a tu madre. 

Desde entonces, aquel discípulo la recibió en su casa.

Después de esto, como Jesús sabía que ya todo se había cumplido, y para que se cumpliera la Escritura, dijo:

– Tengo sed.

Había allí una jarra llena de vino agrio. Empaparon una esponja en el vino, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Jesús bebió el vino agrio y dijo:

– Todo está cumplido.

Luego inclinó la cabeza y murió." 

Hoy la Iglesia celebra la advocación de María Madre de la Iglesia. Fue Pablo VI, al finalizar el concilio Vaticano II que la proclamó oficialmente con este nombre. Este año yo empezaba mi noviciado en La Salle. Teníamos que poner un nombre a nuestra promoción. Un mes antes de que el Papa creara esta advocación, nosotros escogimos el nombre de Maria Mater Eclesiae para nuestra promoción. Perdonad la digresión, pero es algo que llevo muy dentro de mí.
El Evangelio nos muestra a María y Juan al pie de la cruz. Jesús se dirige a Juan y le da a María como madre. Juan, el único apóstol que estuvo al pie de la cruz, nos representa a todos. Jesús nos está dando a María como madre. 
María es madre de la Iglesia. De la verdadera Iglesia que quería Jesús, la Iglesia de los pobres, de los abandonados. No la Iglesia del poder y el capital. Si queremos ser realmente hijos de María, debemos estar al lado de los que sufren. Debemos hacer del Evangelio nuestro guía de vida. Como María guardar sus palabras y sus hechos en nuestro corazón. Como María, decir un sí incondicional.
Como Juan, debemos recibir a María en nuestra casa, en nuestro corazón.