martes, 18 de junio de 2019

AMOR GRATUITO


"También habéis oído que antes se dijo: ‘Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo.’ Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, pues él hace que su sol salga sobre malos y buenos, y envía la lluvia sobre justos e injustos. Porque si amáis solamente a quienes os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¡Hasta los que cobran impuestos para Roma se portan así! Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¡Hasta los paganos se portan así! Vosotros, pues, sed perfectos, como vuestro Padre que está en el cielo es perfecto."

Cuando hablamos de amor, pensamos en nuestros familiares, en nuestros amigos. Quizá en los olvidados, los pobres, los perseguidos... Pero, difícilmente pensamos en los que nos odian y nos persiguen. Sin embargo, este es el amor que Jesús nos pide. Este es el verdadero amor: el amor totalmente gratuito. El amor que puede cambiar el mundo y transformarlo en un mundo mejor.
 "El libro del Levítico ordenaba: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo” (Lev 19,18). Era la síntesis del amor al propio clan, a la propia tribu y el odio al que puede hacer daño a la propia familia tribal. Era un mundo pequeño todavía. El odio es un dinamismo terrible contra el que no es de nuestro propio pueblo y tenemos que defendernos con las mismas armas. Era un mecanismo de supervivencia, no de construcción de una nueva sociedad de gente incluida y de pueblos hermanos. Jesús, en el comentario que hace a las Bienaventuranzas, trata de poner en diálogo las leyes del Primer testamento con esta nueva ley de la buena noticia del reino. Aquí está la novedad. Aquí está la verdadera identidad de los hijos e hijas de Dios. Nuestra identidad de hijos de Dios no está en las prácticas rituales, ni en las doctrinas teológicas sino en el amor a los enemigos. Esta es la gozosa locura del evangelio." (Koinonía) 


1 comentario:

  1. "También habéis oído que antes se dijo: ‘Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo.’ Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, pues él hace que su sol salga sobre malos y buenos, y envía la lluvia sobre justos e injustos. Porque si amáis solamente a quienes os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¡Hasta los que cobran impuestos para Roma se portan así! Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¡Hasta los paganos se portan así! Vosotros, pues, sed perfectos, como vuestro Padre que está en el cielo es perfecto."

    Cuando hablamos de amor, pensamos en nuestros familiares, en nuestros amigos. Quizá en los olvidados, los pobres, los perseguidos... Pero, difícilmente pensamos en los que nos odian y nos persiguen. Sin embargo, este es el amor que Jesús nos pide. Este es el verdadero amor: el amor totalmente gratuito. El amor que puede cambiar el mundo y transformarlo en un mundo mejor.
    "El libro del Levítico ordenaba: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo” (Lev 19,18). Era la síntesis del amor al propio clan, a la propia tribu y el odio al que puede hacer daño a la propia familia tribal. Era un mundo pequeño todavía. El odio es un dinamismo terrible contra el que no es de nuestro propio pueblo y tenemos que defendernos con las mismas armas. Era un mecanismo de supervivencia, no de construcción de una nueva sociedad de gente incluida y de pueblos hermanos. Jesús, en el comentario que hace a las Bienaventuranzas, trata de poner en diálogo las leyes del Primer testamento con esta nueva ley de la buena noticia del reino. Aquí está la novedad. Aquí está la verdadera identidad de los hijos e hijas de Dios. Nuestra identidad de hijos de Dios no está en las prácticas rituales, ni en las doctrinas teológicas sino en el amor a los enemigos. Esta es la gozosa locura del evangelio." (Koinonía)

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