Una de las cosas del Anacoreta que llamaba más la atención a su joven seguidor, es que siempre estaba alegre. Por eso un día le preguntó:
- ¿Cómo haces para vivir siempre alegre?
El Anacoreta sonrió ampliamente y contestó:
- Intento vivir con espontaneidad y simplicidad. Mirando siempre positivamente las cosas.
Guardó un poco de silencio sin dejar de sonreír y concluyó:
- Debemos reírnos de nuestras propias penas. Darle vueltas, llorar ante los problemas, sólo aumenta el dolor. Si hurgamos la aflicción la aumentamos...
Muchas gracias, me hacia falta esta reflexión
ResponderEliminarEfectivament què bé que pugues estar cada dia
ResponderEliminarEfectivament, que bé que pugues estar cada dia
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