No, no te arrepientas de amar
contra viento y marea,
contra prudencia y cálculo,
contra seguridad y egoísmo.
Como Dios mismo ama.
Si abrazas, no encadenes,
si reprendes, no destruyas.
No escatimes el tiempo,
la ternura o las lágrimas.
No aprisiones los recuerdos,
no embrides las historias.
Con libertad y afecto, ama;
con incertidumbre y compromiso.
Con el corazón en carne viva
y las manos abiertas.
Con la fecundidad de quien
engendra esperanza
en silencios, canciones y versos.
Aunque tu amor sea imperfecto, ama.
Es mejor intentarlo
que endurecer la entraña
para no arriesgarlo todo.
(José M. Rodríguez Olaizola, SJ, "Mosaico humano", p.222 Ed. SalTerrae)
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