lunes, 19 de abril de 2021

EL ANACORETA Y ENCONTRAR A JESÚS

 


El adolescente dijo al Anacoreta:
- Me dices que Jesús me ama. Que Él está siempre junto a mi. Que debo seguirlo...¡Y yo, por más que lo busco, no lo veo por ninguna parte!
El anciano miró al joven con ojos comprensivos. Cogió entre sus manos algo de arena del desierto y la dejó deslizarse entre sus dedos. Luego respondió:
- Sabes, los discípulos, tras la Resurrección tampoco lo encontraban. No lo reconocían. ¿Sabes qué hacía Jesús para darse a conocer? Les mostraba sus llagas y partía y repartía el pan con ellos.
Hizo otros momentos de silencio y se explicó:
- Pues hoy sigue haciendo lo mismo. Jesús te muestra sus llagas: los pobres, los enfermos, los inmigrantes, los perseguidos, los ninguneados...Esos son Jesús que está esperando tu amor, tu entrega. Jesús sigue partiendo el pan en la Eucaristía, que es algo más que un rito. Es el compartir su cuerpo. Es hacernos uno con Él si sabemos compartir todo lo que somos y tenemos con los demás...
El Anacoreta pasó su brazo sobre los hombros del adolescente, al que se le deslizaban unas gruesas lágrimas por sus mejillas...


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