martes, 6 de abril de 2021

HE VISTO AL SEÑOR

 


En aquel tiempo, fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan: "Mujer, ¿por qué lloras?" Ella les contesta: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto." Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabia que era Jesús. Jesús le dice: "Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?" Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: "Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré." Jesús le dice: "¡María!" Ella se vuelve y le dice: "¡Rabboni!", que significa: "¡Maestro!" Jesús le dice: "Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro."" María Magdalena fue y anunció a los discípulos: "He visto al Señor y ha dicho esto."

 Si hemos encontrado al Señor, debemos ir a anunciarlo. Enseñar a los demás dónde lo encontrarán: en los niños, en los pobres, en los perseguidos, en los enfermos, en los que sufren...

"“Mujer, ¿por qué lloras?” Es la pregunta que tanto los ángeles como Jesús le hacen a María Magdalena. Ante la inminencia de la muerte y la “desaparición” del cadáver solo queda desconsuelo y desesperanza. Cuántas mujeres en el mundo, en nuestra América lloran desconsoladas ante la desaparición de sus hijos o sus familiares cercanos. María expresa el dolor ante la impotencia frente a la muerte matada. No solo se ha matado el cuerpo. También la esperanza, el amor y la fe. Jesús agrega otra pregunta “ ¿A quién buscas?” Es la misma pregunta que resonó en la noche de la traición. Ahora la respuesta lo ilumina todo. El nombre de María pronunciado en los labios de Jesús expresa una nueva relación. Él es el Maestro que envía a la discípula a anunciar la buena noticia a los hermanos de aquel entonces y de todos los tiempos. Hasta a ti también ha llegado el eco armonioso de aquel envío. ¿En que circunstancias próximas has escuchado la voz suave y esperanzadora del resucitado?" (Koinonía)

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