El adolescente preguntó al Anacoreta:
- ¿Cómo puedo luchar contra las influencias externas?
El anciano, tras unos momentos de silencio, respondió:
- Ante la amenaza del bombardeo continuo que nos viene del exterior, contraatacar no es razonable, porque engendra violencia. Defenderse no és útil porque nos lleva a un empobrecimiento progresivo.
Volvió callar, miró al horizonte y concluyó:
- Lo mejor es intercambiar, dialogar, reflexionar, debatir ideas con tus próximos. Entre todos llegaréis a crear un mundo nuevo...nosotros también podemos influir en el exterior. No podemos aceptarlo todo ni quedarnos sin hacer nada. Nuestra responsabilidad es influir, luchar por cambiar la sociedad. Y esto desde el diálogo y la acción positiva...
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