jueves, 17 de febrero de 2022

¿LO CONOCEMOS?


 

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino, preguntó a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que soy yo?" Ellos le contestaron: "Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas." Él les preguntó: "Y vosotros, ¿quién decís que soy?" Pedro le contestó: "Tú eres el Mesías." Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie.
Y empezó a instruirlos: "El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días." Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro: "¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!"

Los judíos esperaban un Mesías poderoso, dominador, que expulsara a los romanos y los hiciera un pueblo conquistador. Jesús se muestra como un Mesías cuyo poder es el Amor, el servicio, estar al lado del pobre. Por eso no quiere que esparzan por ahí sus milagros. Por eso increpa a Pedro que no acepta ese Mesías que dará su vida para salvarnos a todos.

"Las distintas realidades de injusticias, marginación y exclusión que a diario vivimos como sociedad, nos invitan, a los seguidores de Jesucristo, a cuestionar nuestro proceder. Cada cristiano debe esmerarse por crear comunidades fraternas donde no haya rechazo, exclusión ni deseo de manipular u oprimir al otro. La primera lectura sentencia: «no hagáis diferencia entre personas».. Es decir, no caigais en la trampa de este mundo que ofrece un proyecto diferente, basado en la desigualdad social, la exclusión y la búsqueda de “primeros puestos”. Todo esto pone en juego nuestra identidad como seguidores o seguidoras de Jesucristo. A Jesús le inquieta que sus discípulos no comprendan su mensaje (válida la pregunta para nosotros): «¿Quién decís que soy yo?». . Reinterpretando: si creéis que soy el mesías y me seguís ¿porqué hacéis lo contrario al Evangelio? Por eso Jesús reprende a Pedro diciéndole: «Tus pensamientos son los de los hombres, no los de Dios». Preguntémonos: ¿Será que soy artesano de la unidad en mi familia, en la comunidad o en mi trabajo? ." (Koinonía)

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