sábado, 31 de diciembre de 2022

DIOS ESTÁ AQUÍ



 En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.
Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: "Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."" Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer

"Dios continúa manifestándose en todo aquello que humaniza y defiende la vida. Jesús, «palabra» que da luz y vida, engendrada por el Espíritu, ha de ser para nosotros el medidor y el criterio de nuestro comportamiento. La «palabra» de Dios no es aplastante ni se impone; se hace oferta que también puede ser rechazada. Quien mantiene relación cercana con él termina comprendiendo cómo ser hijo e hija de Dios, hermano y hermana de todos los seres creados. Dios encuentra en los hogares un lugar ideal para encarnarse y reivindicar a los sin derechos mostrando cómo en pequeños espacios se construye una nueva sociedad. Rechazan a Dios las familias acaparadoras, consumistas, llenas de antivalores que no fortalecen la unidad entre esposos, ni mejores relaciones con los hijos, al punto que, en situaciones críticas (como la última pandemia), sufren violencia y ruptura. Estamos invitados a no acostumbrarnos al estilo actual de relaciones virtuales-impersonales, ya que no pueden sustituirse por los vínculos reales. ¿En qué experiencias de tu familia percibes que Dios se hace presente?" (Koinonía)

viernes, 30 de diciembre de 2022

UNA FAMILIA VULNERABLE

 


Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo." José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: "Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto".
Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo: "Levántate, coge al niño y a su madre y vuélvete a Israel; ya han muerto los que atentaban contra la vida del niño." Se levantó, cogió al niño y a su madre y volvió a Israel. Pero, al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá. Y, avisado en sueños, se retiró a Galilea y se estableció en un pueblo llamado Nazaret. Así se cumplió lo que dijeron los profetas, que se llamaría Nazareno.

"El vaciamiento de Dios en el acto creador no fue otra cosa que la manifestación de su amor. Contrario a ese gesto de bondad divina se encuentra el endiosamiento de quienes abusan de todo y de todos. La familia de Nazaret, como tantas familias hoy, se ve amenazada en su integridad por las injusticias y desigualdades del sistema imperial. Particularmente, el niño campesino de Nazaret es imagen de los indefensos, vulnerables y vulnerados en sus derechos fundamentales. En este duro escenario donde la vida de tantos inocentes corre peligro, estamos invitados a la prudencia y la esperanza. Prudencia de quienes aguardan el momento preciso para salirse de estructuras que atentan contra la vida; esperanza, que ilumine nuevos horizontes donde construir futuro. La paciencia cristiana no es ingenua y tampoco se resigna; mientras la vida se encuentre amenazada el cristiano no podrá cruzarse de brazos. Necesitamos, con la ayuda de Dios, convertirnos en defensores de la vida en todas sus formas. ¿Qué iniciativas comunitarias conoces que cuiden y defiendan la vida? ¡Súmate! " (Koinonía)

jueves, 29 de diciembre de 2022

VIENE PARA LIBERARNOS



 Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: "Todo primogénito varón será consagrado al Señor", y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: "un par de tórtolas o dos pichones."
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: "Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel."
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, diciendo a María su madre: "Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma."


"El evangelista presenta dos acontecimientos que disipan las tinieblas de la familia de Nazaret y del pueblo de Israel: la presentación de su hijo en manos de Dios, confiándolo a su providencia, y la confirmación profética que se hace del niño como esperanza de liberación para su pueblo. José y María actúan con gratitud y convicción, sin tener los pormenores del futuro, confían en el plan de Dios para sus vidas. A ejemplo de la familia de Nazaret, hoy es buen día para presentar nuestro hogar ante Dios, comprometiéndonos a plantar en él los valores que lo hagan sólido. Una profecía mesiánica se hace evidente a los ojos de Simeón: la dignificación de la vida empobrecida y la vergüenza de los poderosos. El Mesías viene como luz que reivindica al pueblo humilde que vive en opresión. Por eso se alegran el cielo y la tierra. Necesitados como estamos de esperanza, al igual que Simeón, reconozcamos el potencial liberador que anida en nuestras familias. ¿De qué necesita liberarse tu familia? ¡Pide fervientemente! " (Koinonía)

miércoles, 28 de diciembre de 2022

VÍCTIMAS INOCENTES

 



Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo." José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: "Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto." Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: "Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven".

La Sagrada Familia tuvo que huir a Egipto. Hoy miles de personas han de abandonar su país por motivos políticos, ideológicos o huyendo de la miseria. Nosotros los ignoramos. El Mediterráneo, en cuyas playas nos bañamos, es la tumba de muchos de ellos. Otros mueren a manos de "fuerzas del orden" al saltar la muralla en Melilla. Muertes que se justifican hipócritamente.¿Cuándo sabremos recibirlos como si fueran la Sagrada Familia? La festividad de hoy debería hacernos reflexionar sobre la situación de los inmigrantes y de todas las víctimas inocentes y nuestra actitud ante ellos.
 
"Un hijo/una hija, siempre será la razón de la existencia de sus padres. Esta experiencia no es ajena a la familia de Nazaret, que, ante el anuncio del ángel, huye inmediatamente protegiendo y velando por sus vidas. Los tres se convierten en desplazados en “situación forzada”; hoy evidenciamos esta realidad como una crisis de escalada mundial. Bien nos dicen las lecturas que Dios libera de la trampa del cazador. La vida del niño estaba amenazada por la prepotencia de Herodes, que no reconoce en él las posibilidades redentoras; más bien lo ve como una amenaza que hay que exterminar, de la misma manera que el faraón en otros tiempos atentó contra la vida de tantos “inocentes” en Egipto. El plan de Herodes representa la estrategia de muerte de grandes corporaciones que, sin ética alguna, encarnando el mal, buscan lucrarse y obtener ganancias a costa de la salud y la vida de miles de inocentes. Invitamos, en este día, a despertar del sueño consumista que envenena y mata, siendo un pueblo valiente y más libre. " (Koinonía)

martes, 27 de diciembre de 2022

VIO Y CREYÓ

 


El primer día de la semana, María Magdalena echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto." Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

"La novedad del misterio de Dios nace en la profundidad de las entrañas, se teje en la intimidad, incluida la fidelidad del discipulado del Maestro Jesús, que observa, que corre y comunica lo antagónico, la ausencia y la presencia del crucificado-resucitado. Los creyentes estamos frente a la evidencia de que el Mesías no ha terminado su misión porque finalmente la vida vence a la muerte y es ese el poder que tiene el Padre, al levantar a su Hijo por encima de las injusticias. María Magdalena pone en movimiento el discipulado de testigos pascuales, encabezado por Juan y Pedro, quienes conjuntamente verifican en la tumba vacía aquello que el Maestro les había anunciado. Solo el Resucitado fue capaz de transformar sus vidas: Lo leemos en 1Jn 1,1-4 y se canta en el salmo. Desde la tumba de las injusticias alzamos la voz para reclamar el endeudamiento al que el pueblo se ve sometido, no para asegurar su alimento, sino para convertirlo en la bioenergía con la que están lucrando las élites."  (Koinonía)

lunes, 26 de diciembre de 2022

DAR TESTIMONIO CON LA VIDA

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: "No os fieis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará."

 "Nos encontramos con una gran paradoja: ayer era el gozo de la vida y hoy es persecución y muerte. Parece que hubiese corrido el tiempo vertiginosamente; dura realidad de la vida ha sido proclamar en público al Mesías, al Salvador, al Resucitado y es que, a su paso, sigue generando división, contradicción y confrontaciones en todo los estamentos gubernamentales y familiares, que manejan una lógica perversa de gobiernos imperiales y dictaduras que pareciera de nunca acabar hasta nuestros días. A esto agregamos el fanatismo de una monoculturalidad religiosa. El anuncio de la Buena Nueva provoca rupturas en lo político, económico, religioso y cultural, ya que en ella subyace el compromiso social que dignifica, humaniza y visibiliza a todo ser que está descalificado, incluyendo la madre tierra tan maltratada. Por eso, comprometerse con la Buena Noticia trae sus riesgos y tiene consecuencias: hasta dar la vida, aun cuando se incluya el perdón para los victimarios, como lo hizo Jesús y posteriormente el primer mártir cristiano, Esteban y las /los evangelizadores que queremos resistir siendo parte de la viña del Señor." (Koinonía)




domingo, 25 de diciembre de 2022

HOY HA NACIDO LA LUZ

    En principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. [Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.] La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.
Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. [Juan da testimonio de él y grita diciendo: "Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."" Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.]

Jesús es la Luz del mundo. Hoy nació esta Luz y sigue naciendo cada día en que nuestras tinieblas se iluminan. Gracias a Jesús sabemos quién es el Padre. Mientras no lo aceptemos, nuestra sociedad seguirá en la oscuridad, por más luces navideñas que encienda. Hemos de aceptar que la Luz nace en la pobreza, en el abandono, en la persecución. El inmigrante que llega en patera. El ucraniano que huye de la guerra. El desahuciado, el que ha de vivir en la calle: son Jesús que nace hoy. Sólo, si los acogemos, si nos entregamos a ellos, desterraremos las tinieblas de nuestra vida y la llenaremos de Luz. Una Luz que es Jesús.

"La liturgia de hoy, la de la misa del día, como la más solemne –porque otra es la de la media noche–, proclama el prólogo del evangelio de Juan. Un texto bien solemne, y muy especial. Haríamos mal en leerlo como cualquier otro de los relatos evangélicos de la Navidad, en torno al nacimiento de Jesús, como los evangelios de la infancia. El texto de Juan pudo ser escrito treinta años más tarde, el último de entre los textos evangélicos hoy canónicos, en torno al año 100 d.C. Entenderlo como un relato «descriptivo» que nos trasmite información sobre «cómo sucedieron las cosas», información transmitida a Juan evangelista como por revelación directa, sería un error. Hoy la ciencia bíblica enfoca este texto con otra luz, conoce mejor su naturaleza y sabe que se trata de otra cosa.
En todo caso, es un texto clave, uno de los pocos textos de los que se puede decir que han sido sencillamente decisivos para la configuración concreta del desarrollo del cristianismo. Muchos opinan que fue Pablo el creador del cristianismo, más que los evangelios sinópticos por ejemplo. Otra opinión también común es la de que quien fundó el cristianismo fue en realidad Juan, al fundamentarlo con esta visión fantástica genial que nos entrega este texto, que catapultó la reflexión sobre Jesús a su máxima dimensión.
Más allá de lo que de este texto hubiera de ser retenido o no, la dimensión de encarnación que daría al cristianismo lo ha marcado, realmente. Encarnación, y su complemento, la divinización, son como una columna vertebral del cristianismo, y una de las marcas registradas de su espiritualidad y su compromiso histórico.
En la dimensión concreta de la historicidad, ya sabemos: no tenemos ninguna noticia histórica de la fecha del nacimiento de Jesús. El 25 de diciembre fue tomado de la fiesta romana del nacimiento del Sol, pues a partir de ese día –hoy sabemos que no exactamente– comienza a aumentar el tiempo de insolación (en el hemisferio norte, obviamente, y lo contrario en el sur); el Sol en estos días superaba su período anterior invernal, de muerte y disminución. Si a Jesús se le llamaba «el Sol de Justicia», qué mejor fecha para datar su nacimiento que el día del re-nacimiento del Sol astronómico, que en el mundo romano era considerado divino.
Puede ser interesante tener la curiosidad de examinar la letra de algunos de los «villancicos» tradicionales más comunes. Podrá observarse que en muchos casos su letra, en verdad, es teológicamente pobre, y a veces, racionalmente insostenible. «¡Pero funciona!», es decir: en el sentimiento religioso, la racionalidad no es lo decisivo... Lo religioso es pluridimensional; es también afectivo, estético, fruitivo, contemplativo... y sí, claro, también intelectual y racional, pero no sólo, ni fundamentalmente.
Pero hoy, día de Navidad, manda el Niño Jesús, y el niño que llevamos dentro cada uno de nosotros. Démosles libertad completa." (Koinonía)

sábado, 24 de diciembre de 2022

ANUNCIAR EL AMOR

 

En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo: "Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz."

Juan será el Profeta del Altísimo. Anunciará el Amor de Dios sobre nosotros, que nos manda a su Hijo para salvarnos. Si queremos preparar el camino de Jesús para que todos lleguen a Él, debemos anunciar el Amor. Y la mejor manera de predicarlo, es hacerlo vida en nosotros. Transparentando en nuestros actos el Amor.

"Estamos en la vigilia del nacimiento del Señor. Hoy es Nochebuena. Se confirman las profecías mesiánicas, se da gracias y se alaba por la luz que resplandece ante todos los pueblos. El Benedictus describe ese cercanía de Dios como “visita sanadora”: «por la entrañable misericordia de nuestros Dios, nos visitará desde lo alto un amanecer que ilumina». Su luz ilumina nuestro rostro, disipa nuestros temores y toda la creación se sana pacificando nuestro corazón. Esto es lo que nos reúne en familia y en comunidad: la fiesta de la vida compartida en amor por el Verbo hecho carne entre nosotros. La misericordia de Dios que nos visita viene a liberarnos del egoísmo, a redimir las tragedias de nuestra historia humana. Por eso, cantamos al Dios con nosotros con la alegría de corazones redimidos. La noche se vuelve luminosa porque, con Jesús naciendo en cada corazón, son mayores las posibilidades de vida. ¿Cuál es el mejor regalo (no material) que puedo ofrecer a mi familia? Oremos por quienes no tendrán una Nochebuena. " (Koinonía)

viernes, 23 de diciembre de 2022

PROYECTOS DE DIOS

 

A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban.
A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo: "¡No! Se va a llamar Juan." Le replicaron: "Ninguno de tus parientes se llama así." Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: "Juan es su nombre." Todos se quedaron extrañados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: "¿Qué va a ser este niño?" Porque la mano del Señor estaba con él.

Todos somos proyectos de Dios. Nacemos con una misión. Pero sólo podemos descubrirla si penetramos en nuestro interior en el silencio y la meditación. Luego hemos de ponerla en práctica. Todos debemos reflexionar sobre si somos fieles al proyecto que Dios tiene sobre nosotros.

"Estamos ya en la víspera de la Noche Buena. El tiempo de Adviento nos ha venido preparando para recibir con corazón bien dispuesto a Jesús. El Dios que consideramos distante y distinto se ha abajado para dignificar toda miseria humana. Esto hay que celebrarlo, porque a pesar de los desaciertos humanos, no todo está perdido. Detrás de cada vida que nace siempre hay un proyecto de esperanza que hemos de velar porque se realice, no que se estropee. El nacimiento de Juan el Bautista se llena de significado por lo que adelantará en la realización del proyecto humanizador de Dios. Las lecturas bíblicas de este día nos ayudan a contemplar el sentido de esa “cercanía” de Dios que viene en cada acontecimiento, en cada persona, en cada gesto. ¡No lo perdamos de vista! En cada época de la historia humana el Señor envía personas mensajeras para recordarnos que Él camina con su pueblo y renueva su alianza con gestos de amor. Me comprometo con el Dios de la Vida. " (Koinonía)

jueves, 22 de diciembre de 2022

EL CÁNTICO DE MARÍA

 


En aquel tiempo, María dijo: "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre." María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

"El Magnificat es el espejo del “corazón” de María, es el canto de los pobres, una de las plegarias mas hermosas escritas en el Nuevo Testamento. Con claras referencias a la literatura sapiencial y profética de Israel, el cántico celebra en síntesis la entera historia de la Salvación. Seguramente lo hemos leído y rezado muchas veces; puede que lo sepamos de memoria. Sin embargo, se trata de hacerlo vida en nuestras propias historias llamadas a ser canto de liberación. Dios actúa salvando (dignificando) a María y, a la vez, le pide a ella ser colaboradora para salvar a su pueblo. Este himno es el canto de quienes el mundo considera personas derrotadas por la arrogancia de los poderosos, pero que en el horizonte del Reino son las primeras. Con talante profético, María encarna en ella la acción liberadora del Dios de Jesús que voltea las situaciones de injusticia y exclusión de nuestro mundo egoísta. ¿Qué Magnificat de liberación le cantaría hoy a mi pueblo? ¡Alégrate por la gracia de Dios! " (Koinonía)

miércoles, 21 de diciembre de 2022

PONERSE EN CAMINO

 


Unos días después, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: "¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá."

Cuando escuchamos la llamada del Señor, como María, debemos ponernos en camino. Dios nos llama a actuar; no a quedarnos cerrados en nosotros mismos, ensimismados. La primera idea de María fue asistir a Isabel. Dios nos llama siempre a darnos a los demás. No podemos esperar. Se trata de ponerse en camino.

"El texto de Lucas nos ofrece una imagen bellísima: el encuentro de María con su prima Isabel, según la tradición, en el pequeño pueblo de Ain Karem. El Adviento está marcado por los encuentros generadores de vida y esperanza. María no se quedó ensimismada tras la gran noticia que le dio el ángel, ni replegada en la auto-referencialidad. Ella «se puso en camino» porque se comprendió colaboradora del proyecto humanizador de Dios. En este lugar alejado de todo centro de poder se encuentran dos mujeres que han sido visitadas por Dios y llamadas a formar parte del proyecto de Salvación. Podemos imaginar el abrazo efusivo con que se saludarían; ambas se saben portadoras de vida y esperanza nuevas; irrumpe en ambas la gratitud porque Dios ha obrado en ellas. Hoy somos invitados a entrar en ese espacio de gratuidad que nos ofrecen estas dos mujeres porque la vida que Dios ofrece se manifiesta en lo humilde. ¿Cómo podemos ser agradecidos con Dios y con la vida? " (Koinonía)

martes, 20 de diciembre de 2022

LA ESCLAVA DEL SEÑOR

 


A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo." Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: "No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin."
Y María dijo al ángel: "¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?" El ángel le contestó: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible." María contestó: "Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra." Y la dejó el ángel.

Como María debemos ser esclavos del Señor. Abandonarnos totalmente a su voluntad, aunque no entendamos nada. Ese es el camino de los discípulos de Jesús.

"Este evangelio retrata uno de los encuentros más bellos y fecundos del Nuevo Testamento. Reconocemos como acontecimiento central de nuestra fe cristiana el misterio de la encarnación de Dios en nuestra historia humana. El texto bíblico tiene un profundo sentido teológico; nos encontramos delante del cumplimiento de las promesas hechas por Dios a su pueblo. Las palabras del ángel a María son el anuncio gozoso de la Salvación por la llegada del Mesías y el testimonio de la amorosa predilección de Dios por su pueblo humilde y sencillo. María orienta su corazón al querer de Dios y se adhiere plenamente a su proyecto la Salvación: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». De esta manera el sí de María abre las puertas a una Salvación que llega en los corazones que se liberan del egoísmo. María es una mujer empobrecida y marginada pero, sobre todo, valiente y decidida. En ella descubrimos que decir sí a Dios y al amor, es ganancia." (Koinonía) 

lunes, 19 de diciembre de 2022

ÉL NOS HACE FECUNDOS

 

En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón llamada Isabel. Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada.
Una vez que oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según el ritual de los sacerdotes, le tocó a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso. Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor. Pero el ángel le dijo: "No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; se llenará de Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos israelitas al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacia los hijos, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto."
Zacarías replicó al ángel: "¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada." El ángel le contestó: "Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado a hablarte para darte esta buena noticia. Pero mira: te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento."
El pueblo estaba aguardando a Zacarías, sorprendido de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, porque seguía mudo. Al cumplirse los días de su servicio en el templo volvió a casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir cinco meses, diciendo: "Así me ha tratado el Señor cuando se ha dignado quitar mi afrenta ante los hombres."

Dios nos libra de nuestra esterilidad. Él hace que seamos fecundos y amemos y ayudemos a los demás. Pero si dudamos como Zacarías, quedamos mudos. Es decir, somos incapaces de anunciar la Buena Nueva. Para Dios nada es imposible. Hemos de confiar en Él para dar frutos.

"¿Cómo podría Zacarías no confiar en las palabras de Dios? Después de todo, tanto él como su esposa pertenecían a una larga línea de sacerdotes. Seguramente, estaba bien educado en la fe y en la larga historia de las intervenciones de Dios en la historia. Además, era un hombre casado con la posibilidad de concebir naturalmente un hijo, aunque no fuera probable a su edad. Además, Dios le habla en el Santuario, donde la presencia de Dios está garantizada. Mira a Manoa, un hombre común y corriente, sin pretensiones académicas: ¡sin embargo, simplemente cree en la visión que tuvo su esposa! La verdad es que, si Isabel era estéril en el vientre, Zacarías lo era en el alma: su fe era posiblemente más ruido de rutina que sustancia. En la aptitud de las cosas debía permanecer en silencio, reflexionando en su corazón, para que su fe madurara y naciera: durante el mismo tiempo que tardó el bebé en madurar en el vientre de Isabel." (Ciudad Redonda)

domingo, 18 de diciembre de 2022

ESCUCHAR A DIOS

 
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: "José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados." Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: "Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros"." Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.

"En el evangelio, Mateo nos narra el origen de Jesucristo. María estaba desposada con José, pero aún no vivían juntos. Ello indica que estaban en un período que llamaban desposorio o compromiso matrimonial, período que podía durar de seis meses a un año, tiempo prudente para el esposo construir o acondicionar la casa en donde recibiría a su esposa. En el entretiempo la novia seguía viviendo con sus padres, dependiendo de su papá hasta que pasara formalmente a depender de su marido. La promesa de matrimonio o desposorio implicaba completa fidelidad al novio; todo acto de infidelidad era adulterio, y como tal podía ser castigado conforme a la ley mosaica.
En esas circunstancias, nos narra el evangelio que María resultó embarazada; pero aclara diciendo: “por obra del Espíritu Santo”. El hecho haría sentirse muy mal a José; sin embargo, agrega Mateo, que como “era un hombre justo, y para no exponerla a la infamia, decidió abandonarla en secreto”. José hubiera podido hacer valer sus derechos, exigir el castigo previsto por la ley...; con todo, quizá sin darse cuenta, va colaborando también él con los planes divinos.
En estos planes divinos no todo está garantizado, pues en ellos también están involucradas la libertad y la voluntad humanas. Es una constatación que podemos hacer en toda la historia de la salvación partiendo desde el mismo paraíso. Parece que los planes de Dios caminaran sobre el filo de la navaja (!). Un ejemplo de ello lo tenemos en el relato que hoy nos cuenta Mateo.
Pero en esos planes hay siempre una cosa muy importante que se llama diálogo. Precisamente en el diálogo con el ángel que le habla en sueños a José se nos muestra cómo Dios va incorporando a su proyecto a sus mismas criaturas. El silencio de aceptación de José es la respuesta que Dios nos pide también a nosotros. Le ponemos muchas trabas y condiciones a la obra de Dios. A veces intentamos “corregir” la manera como Dios actúa; ¡no es necesario! Basta que pongamos nuestra fuerza y voluntad al servicio del plan de Dios, lo demás Él sabe cómo lo hace.
Aunque en nuestro pasaje se resalta la figura de José en su duda, en su aceptación de ser padre de Jesús y de ponerle el nombre, la verdad es que María, que apenas es nombrada, está también allí recordándonos su actitud de fe y sumisión a los planes de Dios que son vida para el hombre y la mujer de todos los tiempos." (Koinonía)

sábado, 17 de diciembre de 2022

EL CAMINO HASTA JESÚS


 Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán. Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés a Esrón, Esrón a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró, de Rahab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed a Jesé, Jesé engendró a David, el rey.
David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abías, Abías a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatán, Joatán a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amós, Amós a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia.
Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquín, Eliaquín a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Mesías, catorce.

La genealogía de Jesús nos muestra su parte humana. Nos la muestran por via paterna, porque para los judíos de aquel tiempo, la mujer no contaba nada. Sin embargo, sorprende que cita a cuatro mujeres, que no son precisamente unas santas. Encontramos todo tipo de personajes. El camino que lleva de Abraham a Jesús no es fácil y encontramos en él cosas buenas y otras que no lo son tanto. Lo mismo ocurre con el camino que nos lleva a nosotros a Jesús. Debemos tener paciencia y no dejar de luchar para llegar a Él.

"Hoy iniciamos la octava de preparación previa a la Natividad. La liturgia de la Palabra, con la genealogía de Jesús, nos invita a profundizar en la comprensión y vivencia de este gran misterio de fe que se fue gestando en el tiempo. Siempre nos resulta peculiar este texto, por su esquema repetitivo y por el elenco de nombres no del todo conocidos. Mas allá de la primera impresión del relato evangélico, es fundamental captar el sentido teológico que el autor nos comunica: Dios no tiene reparo de encarnarse en una historia humana sucia, manchada u oscura. Jesús entra en nuestra historia en lo considerado débil y de poca importancia. En medio del bombardeo publicitario de esta época, que promueve una Navidad superficial y de consumo, el desafío es vivirla con espíritu cristiano, con actitud más contemplativa. No se puede celebrar el misterio de la encarnación si no identificamos dónde y en quiénes se hace presente hoy Jesús. Solidarízate con aquellas realidades donde Dios te está necesitando. ¡Hazte cómplice de Dios! " (Koinonía)

viernes, 16 de diciembre de 2022

OBRAS DE LA LUZ




 En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: "Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para que vosotros os salvéis. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz. Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido realizar; esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado."


Juan era luz, pero la verdadera Luz es Jesús que nos muestra al Padre. Nosotros, si queremos ser sus seguidores, también debemos ser luz para los demás. Ayudar al mundo a encontrar al Padre. Y esto se hace amando, sirviendo, entregándose.

"El Adviento se desarrolla entre esa sorprendente variedad de anuncios proféticos, tan interpelantes como necesarios, con la fuerza de la denuncia evangélica. Esto nos mueve más allá de nuestra vivencia religiosa y nos hace descubrir cómo Dios está presente en la vida y la historia. El Profeta Isaías nos recuerda la necesidad de observar el derecho y practicar la justicia. Para permanecer fieles a la alianza con Dios, necesitamos comprometernos en la defensa y el cuidado de la vida. Hoy Jesús se refiere a Juan el Bautista como «lámpara que ardía y alumbraba» la vida de su pueblo. ¡Cuántas situaciones en nuestro mundo necesitan ser iluminadas por esa luz nueva de nuestro testimonio! Como discípulos y misioneros de Jesús, estamos llamados a ser reflejo de esa luz que vence hasta la más densa tiniebla. El Adviento nos anima con la esperanza profética y nos pone en guardia con la promesa del Señor que está por llegar. Pidamos al Espíritu su gracia para ser luz y testimonio. " (koinonía)

jueves, 15 de diciembre de 2022

EL EJEMPLO DE JUAN



Cuando se marcharon los mensajeros de Juan, Jesús se puso a hablar a la gente acerca de Juan: "¿Qué salisteis a contemplar en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido con lujo? Los que se visten fastuosamente y viven entre placeres están en los palacios. Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Él es de quien está escrito: "Yo envío mi mensajero delante de ti para que prepare el camino ante ti." Os digo que entre los nacidos de mujer nadie es más grande que Juan. Aunque el más pequeño en el reino de Dios es más grande que él."
Al oírlo, toda la gente, incluso los publicanos, que habían recibido el bautismo de Juan, bendijeron a Dios. Pero los fariseos y los maestros de la ley, que no habían aceptado su bautismo, frustraron el designio de Dios para con ellos.

"Alabando la figura de Juan, Jesús nos deja claro que el camino para seguirle es el de la sencillez. Cuando intentamos seguirlo desde el poder, la fama, el ruido mediático, nos estamos equivocando. Juan prepara el camino a Jesús desde el desierto, la viada austera. Eso es lo que debemos hacer nosotros, si queremos anunciar a Jesús a los demás.

Cuando los enviados de Juan se van, Jesús comienza a hablar sobre el Bautista a la multitud. Por medio de preguntas, busca que tomen conciencia de la importancia de la misión del profeta. Con esa pedagogía propia de Jesús intenta llevarlos al reconocimiento del camino que Juan fue preparando para hacer presente el Reino de Dios. Juan, como auténtico profeta, ha sabido comprender dónde encontrar a Dios: no en los centros de poder sino en las periferias del desierto. Un Dios y un proyecto a favor de la vida alejado de toda presunción, manipulación y falsa apariencia. Esta interpretación de un profeta que ha entregado sin reservas su vida a la causa de Dios puede ayudarnos a comprender el nivel más profundo al que debemos conducir nuestro compromiso cristiano. El elogio de Jesús a Juan se convierte en una fuerte interpelación para quienes se consideran justos y no sienten la necesidad de conversión verdadera. ¿Cómo vivir el profetismo en mi vida cristiana? ¿Cómo abrir camino al Reino de Dios? " (Koinonía)

miércoles, 14 de diciembre de 2022

UN MESIAS MISERICORDIOSO

 

En aquel tiempo, Juan envió a dos de sus discípulos a preguntar al Señor: "¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?" Los hombres se presentaron a Jesús y le dijeron: "Juan, el Bautista nos ha mandado a preguntarte: "¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?""
Y en aquella ocasión Jesús curó a muchos de enfermedades, achaques y malos espíritus, y a muchos ciegos les otorgó la vista. Después contestó a los enviados: "Id a anunciar a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Y dichoso el que no se escandalice de mí.

"A Juan el Bautista seguro le desconcierta lo que escucha de Jesús como hombre compasivo y conciliador, pues ha predicado la venida de un mesías exigente y severo. Jesús revela al Dios de la ternura que “se abaja” para dignificar lo miserable de este mundo; volcado hacia lo débil, lo pobre y lo necesitado, busca revertir el orden del mundo. Con Jesús viene la liberación, no la condena. La Salvación viene al mundo en lo considerado pequeño y débil. La respuesta que Jesús da a la pregunta de Juan indica que se está cumpliendo el inicio de una humanidad nueva a contracorriente del “orden-desorden” mundial: «los ciegos recobran la vista, los cojos caminan, los leprosos quedan limpios». Y, sobre todo: «los pobres reciben la Buena Noticia». Sin duda, Juan fue capaz de comprender y no quedó escandalizado de ese paradójico modo de actuar del Dios en Jesús; más bien, con su entrega, fue uno de los bienaventurados del Reino. ¿Me sorprendo de tener un Dios así tan cercano y humano? " (Koinonía)

martes, 13 de diciembre de 2022

UN SÍ SINCERO

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?" Contestaron: "El primero."
Jesús les dijo: "Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis."

Jesús nos pide que demos un sí sincero. Podemos, como los sacerdotes y ancianos, hablar mucho de Dios, cumplir muchos preceptos, pero no entregar toda nuestra vida a Él. La Fe se muestra con actos, no con palabras. Algunos que aparentemente no siguen a Jesús, pueden estar más cerca de Él de lo que pensamos. Porque su aparente no de ahora, será un sí auténtico cuando conozcan a Jesús y les muestre quién es en verdad el Padre.
 
"Jesús reprocha a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo denunciando la incoherencia de su práctica religiosa. La observancia estricta de la ley en el siglo I creó un sistema religioso excluyente y clasista, carente de justicia y misericordia. Proclamar con los labios lo que no se vive ni practica deviene en doblez; el creyente llega a vivir de las apariencias y se convierte en juez de los demás. Lo que le agrada a Dios es la rectitud de intención y la humildad con la que se dice algo o se realiza cualquier gesto o acción. Por eso los recaudadores de impuestos y las prostitutas, por su condición, quedan relegados y excluidos, pero Dios les promete la dignificación en el Reino. No podemos conformarnos con el mero cumplimiento de ciertos preceptos, creyéndonos superiores a los demás. Pidamos la gracia de tener una actitud agradecida ante tanto perdón recibido y que nos impulse a dar una respuesta generosa y compasiva. Sirve de buena gana y desinteresadamente." (Koinonía)

lunes, 12 de diciembre de 2022

HACER

 


Jesús entró en el templo y, mientras estaba en él, enseñando, se le acercaron los jefes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos y le preguntaron:
– ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Quién te ha dado tal autoridad?
 Jesús les contestó:
–Yo también os voy a hacer una pregunta: ¿Quién envió a Juan a bautizar: Dios o los hombres? Si me respondéis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas.
Ellos se pusieron a discutir unos con otros: “Si respondemos que le envió Dios, nos dirá: ‘Entonces, ¿por qué no le creísteis?’ Y si decimos que fueron los hombres, tenemos miedo de la gente, porque todos tienen a Juan por profeta.” Así que respondieron a Jesús:
–No lo sabemos.
Entonces él les contestó.
–Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.

Los sacerdotes no valoran lo que Jesús hace. Sólo les importa con qué autoridad lo hace, ya que ellos no se la han dado. Jesús les pone ante el dilema de responder quién dio la autoridad a Juan para bautizar. Ya que tampoco creían en él, pero temían  al pueblo que lo consideraba un profeta.
¿Cuál es nuestra actitud ante las personas que dan su vida cada día por los demàs? Los sacerdotes creían en las leyes y todo lo supeditaban a su cumplimiento. Jesús valoraba las acciones. Ayer, ante la pregunta de los discípulos de Juan, muestra actos: sordos que oyen, paralíticos que andan, leproso que se purifican, ciegos que ven...Son las obras las que nos dicen si somos de Dios o no. Si seguimos de verdad a Jesús o sólo de palabra. 

domingo, 11 de diciembre de 2022

EL MENSAJERO

 

En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos: "¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?" Jesús les respondió: "Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!"
Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: "¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta; él es de quien está escrito: "Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino ante ti." Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él."

 "Es oportuno el mensaje que nos encontramos en este tercer domingo de Adviento. El Adviento nos recuerda que el Señor ya vino, hace mucho tiempo, en las periferias de Belén. Tenemos la esperanza de que regrese para hacer definitivamente el Reino que comenzó con su predicación, muerte y resurrección. Pero hasta ese día desconocido, el Señor está continuamente viniendo, saliéndonos al paso, presente en nuestra realidad histórica y personal concreta: y nos preparamos para acoger esa continua visita.  Hemos sido llamados a despertar y espabilarnos, y a preparar el camino al Señor, y a convertirnos... Pero puede ocurrirnos como al último de los profetas (Juan): que no seamos capaces de reconocerlo. Por eso es necesario que nos detengamos en este Evangelio de hoy.
       Lo primero es que no es fácil reconocer al Mesías de Dios.
Guiado por los profetas, Israel lo estuvo esperando durante siglos, sin embargo cuando llegó, hasta a las personas espiritualmente más preparadas y mejor dispuestas les costó entenderlo, acogerlo y aceptarlo. Bastantes no lo consiguieron, y el mismo Juan Bautista fue presa del desconcierto
Si el Mesías de Dios no sorprendiera ni provocara interrogantes, dudas e incluso incredulidad, probablemente no vendría de Dios... Toda la Historia de la Salvación es una cadena de sorpresas e imprevistos comportamientos de Dios. Como decía Dios por medio de otro de los profetas: «Mis caminos no son vuestros caminos». 
       Mateo nos presenta la duda que surge en la mente del precursor, y que, por medio de algunos discípulos, plantea directamente a Jesús, y recoge la respuesta que Jesús le dio.
           Juan se encuentra en prisión por haber denunciado el comportamiento inmoral del rey Herodes, que se quedó con la mujer de su hermano. Allí le tratan con cierto respeto, le permiten estar en contacto con sus discípulos, y se mantiene informado de la actuación de ese Jesús al que él mismo había anunciado como el Mesías cercano...
       Y en esas circunstancias, su fe comienza a vacilar. Envía entonces a sus discípulos a preguntar: “¿Eres tu el que ha de venir o debemos esperar a otro?” (v. 3).
           Para entender su perplejidad, hay que tener presente la imagen del Mesías que desde pequeño le habían transmitido los líderes espirituales de su pueblo. Desde prisión, en su cabeza da vueltas el repetido anuncio de los profetas, que esperan un  “libertador” (Is 61,1), que restablezca en el mundo la justicia y la verdad. Pues entonces: ¿por qué Jesús no interviene en su favor?
             El Bautista aguardaba y había anunciado un Mesías-juez riguroso, que arremetería contra los malvados. Y de ahí su sorpresa: Jesús no sólo no condena a los pecadores, sino que come con ellos y se jacta de ser su amigo (Lc 7,34). No quiere apagar la llama que aún humea, ni romper la “caña cascada” (Mateo12:18-20) No destruye ni amenaza a los pecadores, antes bien, tiene para ellos palabras de salvación y de vida.
       A los enviados del Bautista, Jesús no les da explicaciones, ni entra en razonamientos ni discusiones: se presenta como el Mesías, enumerando seis signos que también se encuentran en los profetas: la curación de los ciegos, de los sordos, de los leprosos, de los tullidos, la resurrección de los muertos y el anuncio del Evangelio a los pobres. Todos ellos signos de salvación, ninguno es de condena. Está surgiendo, pues, un mundo nuevo.
    Jesús concluye su respuesta con una bienaventuranza, la décima que se encuentra en el evangelio de Mateo: “bienaventurado quien no se escandaliza de mí”, invitando así, discretamente al Bautista para que reconsidere sus convicciones teológicas (a que se convierta).
             Un Dios bueno y misericordioso para con todos no entraba en los esquemas de Juan. Se imaginaba un Dios duro y exigente, pero se encuentra con un Dios discreto y débil; esperaba intervenciones llamativas, y sin embargo los acontecimientos se suceden como si el Mesías no hubiera venido (su injusta prisión, por ejemplo): es un Mesías discreto y respetuoso.
      El tiempo de Adviento y Navidad es, por tanto, una invitación para revisar nuestras ideas, convicciones y esperanzas sobre cómo es Dios y cómo actúa. Puede ser que, hoy como entonces, las ideas que hemos recibido de la tradición, esas «intocables» afirmaciones y condenas que algunos hoy defienden a capa y espada sobre cómo actuar con los pecadores y excluidos, apoyándose en las Escrituras y en los Dogmas... pueden estar totalmente equivocadas. Ya nos ha dicho Jesús: El Mesías llega con misericordia. Llega curando, acogiendo, sanando, buscando con ternura a la oveja perdida, recibiendo de nuevo en casa al hijo impresentable que se alejó y derrochó todo lo que había recibido. Un Mesías que se encuentra en un discreto establo, naciendo con la belleza y el sigilo, con la fragilidad con la que nacen todos los niños. Un Mesías que pide permiso y ayuda a una doncella desconocida de Nazareth... y así sucesivamente.
                 Por eso, la fe en el Dios que se revela en Jesús va siempre acompañada de dudas, incertidumbres y de dificultad en creer. El Bautista representa al verdadero creyente, que se debate entre muchas perplejidades y dudas, que se cuestiona continuamente... pero no reniega del Mesías aunque no encaje con sus ideas o con las tradiciones que ha recibido, y que se atreve a poner en duda sus propias convicciones. No tiene que sentirse preocupado quien encuentra dificultades para creer, quien se siente perdido frente al misterio y los enigmas de la existencia, quien dice no entender los pensamientos y el proceder de Dios.
             Sí debe preocuparse, en cambio, quien confunde sus propias certezas con la verdad de Dios, quien tiene respuesta inmediata para todas las preguntas, quien tiene siempre a mano algún dogma que imponer, quien no se deja nunca cuestionar...
           En definitiva: recuperar la capacidad de asombro y sorpresa... y «reconocer al Mesías» en estos hechos: «los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y los pobres son evangelizados». Cuando «quedan atrás la duda y la aflicción», cuando «el desierto florece», «se fortalecen las manos débiles», cuando las gentes pueden retornar en paz a su tierra.  Es decir: cuando se lucha, defiende y acompaña la dignidad del hombre y la vida. Porque entonces, hoy y siempre el Señor viene en persona a salvar. No es tan difícil reconocerlo ¿no? ¿o sí?"
Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf (Ciudad Redonda)