jueves, 17 de agosto de 2023

DIOS ES PERDÓN

 


Entonces Pedro fue y preguntó a Jesús:
– Señor, ¿cuántas veces he de perdonar a mi hermano, si me ofende? ¿Hasta siete?
Jesús le contestó:
– No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Por eso, el reino de los cielos se puede comparar a un rey que quiso hacer cuentas con sus funcionarios. Había comenzado a hacerlas, cuando le llevaron a uno que le debía muchos millones. Como aquel funcionario no tenía con qué pagar, el rey ordenó que lo vendieran como esclavo, junto con su esposa, sus hijos y todo lo que tenía, a fin de saldar la deuda. El funcionario cayó de rodillas delante del rey, rogándole: ‘Señor, ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo.’ El rey tuvo compasión de él, le perdonó la deuda y lo dejó ir en libertad.
Pero al salir, aquel funcionario se encontró con un compañero que le debía una pequeña cantidad. Lo agarró del cuello y lo ahogaba, diciendo: ‘¡Págame lo que me debes!’ El compañero se echó a sus pies, rogándole: ‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo.’ Pero el otro no quiso, sino que le hizo meter en la cárcel hasta que pagara la deuda. Esto disgustó mucho a los demás compañeros, que fueron a contar al rey todo lo sucedido. El rey entonces le mandó llamar y le dijo: ‘¡Malvado!, yo te perdoné toda aquella deuda porque me lo rogaste. Pues también tú debiste tener compasión de tu compañero, del mismo modo que yo tuve compasión de ti.’ Tanto se indignó el rey, que ordenó castigarle hasta que pagara toda la deuda.
 Jesús añadió:
– Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada uno no perdona de corazón a su hermano.
 Después de haber dicho estas cosas, Jesús se marchó de Galilea y llegó a la región de Judea que está al oriente del Jordán.

"Dice una amiga mía que esto del perdón tiene su aquel. Y es verdad. Porque, aunque Jesús no se refiera directamente a ello, el perdón incluye el olvido, la supresión de esos archivos de la memoria que se quedan ahí atascados y que parecen tener la cualidad de salir continuamente a la luz, a la conciencia, en los momentos menos oportunos. Cuando falta el olvido, no sé si podemos decir que hemos perdonado de verdad.
El evangelio de hoy va a sobre el perdón. Sobre el perdón entre las personas. Pedro propone un límite para ese perdón: siete veces. A la octava, ya no habría que perdonar y el rencor estaría permitido. Jesús plantea una alternativa. En primer lugar lleva el número de veces que hay que perdonar prácticamente al infinito. Eso es lo que significa “setenta veces siete”. Y en segundo lugar, pone como referencia, como modelo del perdón a Dios mismo. No otra cosa es lo que nos intenta decir con la parábola que nos cuenta.
A ninguno nos resulta difícil identificar al señor de la parábola con Dios mismo. La deuda del empleado con él es enorme. Diez mil talentos al cambio actual es una cifra que se nos escapa por los muchos ceros que tendría. Pero ante la petición de perdón del empleado, el señor siente lástima (siempre la compasión nos aparece en las palabras y las acciones de Jesús) y perdona. El perdón marca un nuevo comienzo. Desde cero. Como si nada hubiese sucedido.
Pero el empleado tiene también sus deudores. Y persigue al que le debe una miseria (cien denarios –miseria si pensamos que un talento equivalía a unos seis mil denarios–). Él no tiene lástima por el otro. A él le han perdonado y olvidado su deuda. Pero él no es capaz de hacer lo mismo. Esa actitud le lleva a la perdición. Él mismo se condena.
“Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano”. Lo dicho a perdonar mucho y a olvidar también, que más nos han perdonado a nosotros."
(Fernando Torres cmf, Ciudad Redonda)

Voy a hacer Ejercicios Espirituales. No me conectaré hasta el día 25. Dejaré el ordenador en casa. Un abrazo a todos: Hno. Juanjo

1 comentario:

  1. El ESPÍRITU del SEÑOR le ilumine también en este tiempo de sus Ejercicios. Esperamos con ganas su retorno

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