Mientras andaban juntos por la región de Galilea, Jesús les dijo: – El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; pero al tercer día resucitará. Esta noticia los llenó de tristeza. Cuando Jesús y sus discípulos llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto para el templo fueron a ver a Pedro, y le preguntaron: – ¿Tu maestro no paga el impuesto para el templo? – Sí, lo paga – contestó Pedro. Luego, al entrar Pedro en casa, Jesús se dirigió a él en primer lugar, diciendo: – ¿Qué te parece, Simón? ¿A quiénes cobran impuestos y contribuciones los reyes de este mundo: a sus propios súbditos o a los extranjeros? Pedro contestó: – A los extranjeros. – Por lo tanto – añadió Jesús –, los propios súbditos no tienen que pagar nada. Pero, para que nadie se ofenda, ve al lago y echa el anzuelo. En la boca del primer pez que pesques encontrarás una moneda que será suficiente para pagar mi impuesto y el tuyo. Llévatela y págalos. Jesús anuncia a sus discípulos su muerte. Ellos se entristecieron. Lo cual nos indica que no entendieron lo de que al tercer día resucitaría. Nosotros debemos saber, que tras las pruebas, los problemas, las persecuciones, seguirá la entrada en el Reino. Por eso no debemos desanimarnos ni entristecernos cuando tenemos dificultades y problemas. Jesús nos muestra hoy que no quiere escandalizar. No tenía que pagar un impuesto al culto. Él era el Hijo de Dios. Pero, ya en otro pasaje del evangelio nos dice lo grave que es escandalizar a los pequeños. Por eso muchas veces tendremos que mirar, que nuestra actuación no escandalice a las personas sencillas. El bien de los demás pasa por encima de nuestras ideas. |
lunes, 14 de agosto de 2023
NO ESCANDALIZAR
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