domingo, 27 de agosto de 2023

¿QUIÉN ES JESÚS PARA NOSOTROS?

 


Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo preguntó a sus discípulos:
–  ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?
 Ellos contestaron:
– Unos dicen que Juan el Bautista; otros, que Elías, y otros, que Jeremías o algún profeta.
 – Y vosotros, ¿quién decís que soy? – les preguntó.
 Simón Pedro le respondió:
– Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente.
 Entonces Jesús le dijo:
– Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque ningún hombre te ha revelado esto, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a edificar mi iglesia; y el poder de la muerte no la vencerá. Te daré las llaves del reino de los cielos: lo que ates en este mundo, también quedará atado en el cielo; y lo que desates en este mundo, también quedará desatado en el cielo.
 Luego Jesús ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.


"Los seres humanos solemos percibir la realidad desde nuestras expectativas, necesidades, situaciones personales, formación cultural y religiosa, vivencias y experiencias, intereses... Estos son nuestros filtros, conscientes o inconscientes. Y Jesús quiere hacer un «feedback», una valoración de lo que la gente ha podido captar de sus palabras y obras, qué les ha quedado de todo su empeño misionero. Es una tarea necesaria siempre, y en los agentes de pastoral también. El balance que le presentan sus discípulos no es alentador. Ya algunos grupos judíos han empezado a tomar distancia de  Jesús, decepcionados cuando no escandalizados. La «gente» no anda demasiado desencaminada, pero su percepción del Maestro es muy incompleta. A partir de aquí Jesús cambiará de «estrategia» para pasar a centrarse casi exclusivamente en el grupo de sus discípulos.
     Pero también quiere sondearles a ellos. La pregunta no se dirige al terreno intelectual o teológico... : ¿Qué habéis percibido de mí en el trato personal, qué ha supuesto para vosotros el seguirme, el escucharme, el estar conmigo...? ¿En qué habéis cambiado personalmente, cómo estoy influyendo en  vuestras vidas. Digamos que es una pregunta «existencial», que solo uno mismo puede responder, y para la que no hay respuestas hechas.
    Pedro se adelanta a responder a modo de portavoz de todo el grupo y hace toda una declaración breve, pero profunda sobre Jesús: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo". Es una respuesta bastante más completa que la que dieron en la barca, después de la tempestad. Y esa declaración de fe será el cimiento, la piedra, sobre la que Jesús levantará su futura Iglesia («mi Iglesia»). Pero hay que decir que, a pesar de la bienaventuranza de Jesús dirigida a Pedro... su confesión necesita ser purificada. Su concepto de «Mesías» habrá de modificarse mucho a partir de la experiencia pascual (el fracaso, el rechazo, la cruz y la resurrección), dejando a un lado muchas connotaciones y expectativas que no coinciden con el proyecto de Jesús. De ahí que les mande silencio sobre ese título. Y ciertamente ningún apóstol puede atreverse a "atar y desatar" como el mayordomo de la primera lectura.
    Nunca tenemos cerrada y completa nuestra experiencia de fe. Lo que «decimos» de Jesús tiene que seguir madurando. Lo que digamos ha de ser experiencia personal vivida. Y la fe eclesial/comunitaria de los apóstoles y la revelación progresiva de Dios (ni la carne ni la sangre) lo irán haciendo posible... si no nos encerramos en nuestras ideas y subjetivismos personales. Nuestra fe es siempre eclesial/comunitaria, aun cuando sea (debe serlo) personal."

(Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf, Ciudad Redonda)


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