Si tu hermano te ofende, habla con él a solas para moverle a reconocer su falta. Si te hace caso, has ganado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a una o dos personas más, porque toda acusación debe basarse en el testimonio de dos o tres testigos. Si tampoco les hace caso a ellos, díselo a la congregación; y si tampoco hace caso a la congregación, considéralo como un pagano o como uno de esos que cobran impuestos para Roma.
Os aseguro que todo lo que atéis en este mundo, también quedará atado en el cielo; y todo lo que desatéis en este mundo, también quedará desatado en el cielo.
Además os digo que si dos de vosotros os ponéis de acuerdo aquí en la tierra para pedir algo en oración, mi Padre que está en el cielo os lo dará. Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
"Hay palabras de Jesús que casi me atrevería a decir que no nos las hemos tomado en serio. Ya cuando estudiaba teología se me ocurrió preguntar al profesor por qué habíamos dado tanta importancia, y sin duda que la tiene, a la presencia real de Jesús en la eucaristía y no habíamos dado la misma importancia a las palabras con que termina el texto evangélico de hoy: “donde dos o tres estén reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” No supo responderme, dio una larga cambiada y volvió al tema de que estaba hablando. No quiero entrar en discusiones teológicas de si estamos hablando de una presencia sacramental o no. Pero hay una realidad en las palabras de Jesús: cuando la comunidad se reúne, cuando un grupo de creyentes se reúne en nombre de Jesús, por su fe en él, ahí está la presencia real de Jesús, animando su oración, su acción, su vida.
No hace falta que se reúnan en una iglesia. No hace falta que estén presididos por un sacerdote o por un religioso o religiosa. No hace falta ni siquiera que haya uno que presida la reunión. Basta con que se unan en el nombre de Jesús y ese grupo, esa comunidad, se constituye como Iglesia porque Jesús está en medio de ellos.
Me gusta imaginar al grupo de amigos que se reúnen para leer juntos y meditar un texto del Nuevo Testamento, de los evangelios o de las cartas. O que se reúnen para rezar juntos el rosario. O que la familia, un día de fiesta que por la razón que sea no pueden ir a participar en la Eucaristía, la Misa, con la comunidad parroquial, se toman un tiempo para juntos leer las lecturas del día, orar con ellas y dar gracias por tantos bienes recibidos. O los vecinos que deciden juntos tomarse un tiempo para servir a los más necesitados del barrio.
Ahí siempre está Jesús en medio. Ya no son sólo un grupo de amigos, ni una familia, ni unos vecinos. Ahí otra presencia animando su oración, su compromiso, su forma de estar juntos. Están haciendo reino, fraternidad. Están haciendo presente a Dios mismo en medio de nuestro mundo. Está Jesús en medio de ellos, hecho carne y vida y esperanza y fe y reconciliación y perdón."
(Fernando Torres cmf, Ciudad Redonda)
Estoy completamente de acuerdo con esa idea de que Jesús está haciendo Reino cuando nos reunimos en su nombre.
ResponderEliminarJesús acompaña siempre a la comunidad que se reúne para servir, para comportarse como lo hacen voluntarias o voluntarios. Formar comunidad, reunirse en familia o queriendo serlo, hace que Jesús se haga presente y que el Reino se vaya construyendo. El sueño en un mundo pacificado y en paz se va haciendo así realidad. Merece la pena estar convencido de que ese mundo se hará realidad cuando dejemos al Espiritu impulsarnos a vivir en comunidad en la que nos reunamos para compartir y ser solidarios/as.