El Anacoreta y su joven seguidor viajaban en tren para visitar a unos amigos. Durante todo el trayecto un niño de unos cinco años hacía sus "gracias" por el vagón. Mientras los pasajeros soportaban como podían las molestias que les causaba el pequeño, la madre lo miraba sonriendo con amor y encontraba encantadoras todas las proezas del niño.
Ya fuera del tren, el Anacoreta dijo al joven:
- ¿Te has fijado? Para unos ese niño era una molestia. Para su madre, no. La diferencia estaba en la mirada. Ella lo miraba con amor.
Caminaron unos metros en silencio y añadió:
- El velo que nos impide ver la bondad de las cosas se rompe con la mirada de amor. El mismo hecho, el mismo paisaje...cambia según cómo lo miramos. Hay personas que saben mirarlo todo con amor y captan la profundidad de los más pequeños detalles. Otros no logran ver mas que lo material, lo físico. Un biólogo mira una flor y piensa: "monógama, gamopétala, simple, campanulácea..." Un poeta la mira con amor y ve tras ella sentimientos, recuerdos, metáforas...Creará una bella historia a partir de la flor.
- Sí - remarcó el joven - pero, la madre podría haberse dado cuenta de que el niño estaba molestando al resto de los pasajeros...
Rió el Anacoreta y respondió:
- ¡Ah! Es que aquella madre miraba con amor a su hijo, pero en cambio nos miraba con indiferencia a los demás. Se trata de esforzarse en mirarlo TODO con amor...
Y llegaron frente a la puerta de la casa de sus amigos...
Donde haya un niño siempre habrá alegría, juegos, trastadas, carreras... y, para algunas personas, alguien que no deja de incordiar
ResponderEliminarQué verdad es eso de que todo depende de la forma de mirar, ya lo dice el refrán "todo depende del color del cristal con se mire"
Si se mira con amor, en este caso y en casi todos, ¡cambia todo tanto!!!
Llevo desde ayer intentando comentar y no lo consigo, no se si siguen los problemas con Google, lo intentaré de nuevo
Hola Joan Josep.
ResponderEliminarNo te puedo comentar eligiendo el perfil de Google como hacia siempre, o sea que te comento por el U.R.L.con mi nombre y apellidos, porque no quiero ser anónima, no me gusta.
Es cierto que cada persona vemos las cosas según la manera que somos y como lo miramos.
Tu anacoreta posee una gran Sabiduría.
Una abraçada, Montserrat
Hola Juanjo me gusta tu comentario ,donde hay niños hay amor,o por lo menos deberia haberlo
ResponderEliminarMolt encertat l'exemple. Quan existeix l'empatia amb els altres, sempre es procurarà la seva comoditat. I quan existeix educació, també.
ResponderEliminarGràcies per les teves confortables paraules al meu blog, Joan Josep.
Olga
Decia mi abuela : Que la pasion no me quite el conocimiento. Firmo eso. Amo a mis hijos pero..... de cuando en cuando, han necesitado un azotazo para dejarlos quietos. Jajajajjajaja a golpes los he educado ¡¡¡ y mira tú, tan ricamente ¡¡
ResponderEliminarNo te digo más que hasta el servicio estaba autorizado a darles un cachete o encerrarlos en el cuarto de los trastos. La disciplina es necesaria y no hay que rasgarse las vestiduras si se cae alguna uña que otra, al darles con la regla en los dedos.
Hijo, son cosas necesarias para el buen resultado de la educación.... no todo es comprarles la moto, la casa de playa y los caprichos.
¿ No piensas igual ? A que si ? ahhhh que bueno es esto de tener amigos que guardan nuestras espaldas ¡¡¡
Un beso, con un platito de jamón iberico buenisimo que he comprado esta mañana. Era un capricho bobo.
gloria Om