Esta disyuntiva es tan antigua como el cristianismo. ¿Espiritualidad mística o espiritualidad profética? ¿Marta o María? Quizá el error está en hacer de las dos espiritualidades una disyuntiva. Cuando a Jesús le preguntan por el principal mandamiento, responde:
- "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Eso corresponde a la espiritualidad mística.
Pero, inmediatamente añade:
- "El segundo es semejante a él: amarás a tu prójimo como a ti mismo." Que corresponde a la teología profética.
Ciertamente el Evangelio nos muestra a Jesús orando en el monte por las noches. Pero, sobre todo, nos lo muestra curando, denunciando, acogiendo...
En realidad ambas espiritualidades deben ir unidas, ya que se alimentan entre sí.
No se puede amar a Dios y olvidar a los hombres que sufren. Una meditación, por profunda que sea, si no está encarnada en el amor al prójimo, es simplemente mirarse el ombligo. Una auténtica espiritualidad mística lleva a ver a Dios en todo y en todos, y, por consiguiente, a entregar la vida por los demás.
Una espiritualidad profética que es mera ideología, se ahoga, se cansa enseguida y se autodestruye. Quien se entrega totalmente a luchar por la justicia, necesita momentos de contemplación para tomar fuerzas. Necesita encontrar un sentido a su quehacer. Es cierto que todo puede ser oración. Pero, a veces, esto no es más que la excusa de un activismo alienante.
Ambas espiritualidades deben entrelazarse, ir unidas. Luego, cada uno tendrá su camino, su vocación, su llamada...,que hará que en algunos prevalezca la mística y en otros la profecía.
En realidad todo se reduce a vivir el Amor. Eso que cuesta tan poco decirlo y que nos cuesta tanto llevar a la práctica...
Gracias Joan por este post.
ResponderEliminarContemplativos en la acción lo definió un gran santo. ¡Qué importante es no caer en el espiritualismo.
Un fraternal abrazo.
¿Espiritualidad mística o espiritualidad profética?
ResponderEliminarEl Apóstol san Pablo seguro que preferiría la espiritualidad profética, por una razón: Porque la espirtualidad profética favorece a la asamblea, mientras que la espiritualidad mística favorece a la persona individual. El Espíritu Santo concede mayoritariamente sus dones para ponerlos al servicio de los hermanos. Nos da los dones no para un beneficio individualista sino para compartir y de esta manera nos beneficiamos todos. Desde este punto de vista el don de la profecía es superior al don de la mística. Aunque lo ideal, y esto no es un imposible, es tener ambos.