Dios puede estar presente en nuestra vida sin que nos demos cuenta, sin que seamos conscientes de ello. Felipe nos representa a todos cuando le pide a Jesús que le muestre al Padre. En una sociedad racionalista, que tan sólo considera verdadero aquello que puede ver y tocar, podemos perdernos la realidad, simplemente porque no apartamos el velo que nos la oculta...
Simone Weil tiene un texto precioso sobre Ulises que nos ilustra perfectamente esta cuestión:
"En este mundo nos sentimos extranjeros, desarraigados, exiliados. Como Ulises, al que unos marineros habían cambiado de lugar mientras dormía, despertó en un sitio desconocido anhelando Ítaca con un deseo que le destrozaba el alma. De repente, Atenea le abrió los ojos y se dio cuenta de que ya estaba en Ítaca. De la misma manera, todo hombre que desea incansablemente su patria, que no se distrae de su destino ni por Calipso ni por las sirenas, se da cuenta un día, de repente, que ya está en su patria." (Simone Weil, A la espera de Dios, p 110, Ed Trotta) 1993.
El hombre siente en su interior el anhelo de lo trascendente. En realidad lo tiene frente a él; pero un velo se lo impide ver. Calipso y las sirenas intentan estrellarlo contra los acantilados. Las ideologías, el poder, el dinero, el culto al yo...nos ciegan y nos impiden ver la realidad. En realidad, cualquier circunstancia, incluso una desgracia o simplemente la visión de un paisaje, cualquier detalle de nuestra vida, puede convertirse, en un instante, en una experiencia de lo trascendente, en una experiencia de Dios. Basta que por unos instantes retiremos el velo que nos impide ver...
En este mundo que habitamos,el velo se hace más denso cuando las situaciones son dolorosas o... quien sabe si transparente .
ResponderEliminarHe podido quitarlo de mis ojos,de los ojos del alma muchas veces.Otras ....no puedo,pero creo firmemente que ÉL está al lado,siempre,en lo más sencillo.
Besucos hermano
Gó