Aquella persona estaba desesperada. Le relataba al Anacoreta todo lo que había hecho en su vida: penitencias, peregrinaciones, lecturas, ejercicios espirituales....y, amargamente constataba:
- No me siento amado por Dios. Cada vez lo noto más lejano...
El anciano se sentó y dijo:
- Había una vez dos flores. Una exótica orquídea y una sencilla margarita. La orquídea estaba en el escaparate de una gran tienda de flores. Se lamentaba amargamente, porque a pesar de su perfección y belleza, nadie la compraba. En cambio, la sencilla margarita era feliz. Cualquier niño, o quizá una muchacha, no tardarían en tomarla, admirarla y ponérsela en el pelo. Ella era feliz.
El Anacoreta volvió a guardar silencio. Miró a aquella persona a los ojos y prosiguió:
- Dios nos ama incondicionalmente. Nos ama tal cual somos. No nos exige que seamos perfectos. No quiere que nos ganemos su amor. Más bien ocurre todo lo contrario. Es el amor de Dios el que nos hará cambiar...El que hará que mejoremos.
Tomó la mano de aquel y hombre y concluyó:
- Queremos ser orquídeas de extraordinaria belleza, para que Dios nos ame. Sin embargo hemos de ser sencillas margaritas que se ofrecen a todos. Es así como los demás nos aman...como Dios nos ama...
Joan Josep: desde luego es un gustazo, cada diqa asistir ha esta clase de catecismo para adultos, en que nos estas deleitando con tu bloc.
ResponderEliminarMe encantan estas lecciones del anacoreta, una abraçada
Crec que les coses petites i senzilles són molt més importants que les grans coses. No cal ser perfectes, sinó bones persones i humils com la margarida o la petita violeta...
ResponderEliminarUNa abraçada,
M. Roser
Cuenta la leyenda que la margarita, por su humildad,Dios la creó pequeña,pero cubriendo los campos por miles.Que ella es la sabiduría del amor ,sobre ella revolotean los niños en sus juegos,lo amantes cuentan sus pétalos...
ResponderEliminarAsí ,sencillos como margaritas seremos cuando reconozcamos que la "apariencia "no nos entregará jamás la PALABRA AMOR
Besucos
Gó
¡Qué bella ilustración! Me recuerda que un día pasé por un blog que tenía magníficas orquídeas y como en el ejemplo de esta entrada, en una tienda de lujo. Había pasado otras veces por la tienda y no quise comprar nada, bueno supongo que tenía cosas parecidas en casa. Pero un día vi una excelente orquídea china en maceta (en macetas duran más). Me quedé mirándola un buen rato. No tenía el precio puesto, pasé a la tienda del administrador del blog y le pedí que me lo regalara. Pero mirándome a los ojos, entendí que tenía un precio muy elevado. No podía llevarméla porque no tenía suficiente para comprarla. Este bonito ejemplo sucedió de verdad, la preciosa orquídea es un pensamiento espiritual de su autor que no pude adquirir. Hay que caminar mucho para poder conseguir algunos tesoros de la teología. No siempre tenemos dinero para comprarlos (por dinero hay que entender: gracia de Dios).
ResponderEliminarLa Belleza de la naturaleza está en la diversidad de especies.
ResponderEliminarSi Dios no creo, ¿cómo no sentirnos hermosos?. EL no nos compara, somos nosotros que, desde nuestros miedos, inseguridades... ego, nos comparamos yen esa comparación simepre siempre perdemos. O bien por creernos que somos inferiores a los demás o bien por creernos que superiores a los demás.
Un Abrazo.
Me temo que se lo ha tragado, ¿ si ?
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