Aquel religioso enseñaba al Anacoreta su agenda repleta de reuniones, asambleas, grupos, sesiones, organismos. Estaban, explicaba, intentando buscar solución a la crisis religiosa, la falta de vocaciones, el envejecimiento de las congregaciones.
El anciano sonrió con aquella sonrisa pícara que solía hacer cuando no estaba de acuerdo con lo que oía. Entonces dijo:
- Ratzinger, antes de ser papa, cuando era un joven profesor, escribió: "Renovación es simplificación, no en el sentido de un recortar o un disminuir, sino en el sentido de convertirse en sencillo, de dirigirse hacia esa sencillez verdadera...que es el eco de la sencillez del único Dios".(1)
Tras un pequeño silencio, prosiguió:
- No son las reuniones ni las asambleas, y mucho menos las estructuras, lo que traerán la renovación a la Iglesia y a la vida religiosa. El papa Francisco lo entiende bien. Por eso trata de ser sencillo. Lo que debemos hacer es volver a la sencillez del Evangelio. Transparentar sencillez en nuestra vida. La simplicidad del carisma de cada congregación. Esa es la pequeña semilla que se transformará en un árbol frondoso.
(1) El nuevo pueblo de Dios: esquemas para una eclesiología, Ed.Herder, Barcelona 1972.
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