lunes, 20 de mayo de 2013

UN CÁNTICO DE PENTECOSTÉS


"Mentes, mentes, cantad como la primavera
para ver las colinas que alzan sus manos al aire,
para ver cómo todos los árboles brindan su alegría
a los tiernos vientos
y abren por completo sus tesoros.
Contemplad las aves, liberadas como ángeles,
de esos frondosos palacios,
con salpicaduras de fuego, azul  y rojo dorado
en sus alas pintadas:
cada una proclama parte del Apocalipsis.
Dirigen sus vuelos a los cuatro horizontes
y lanzan sus flechas de formidables noticias.

Mundo, mundo, canta como la primavera
para escuchar las cosechas que alaban
al cielo con mil voces.
Contemplad las fértiles nubes, en flotas doradas,
como fragatas voladoras, llenas de dones.
¡Contemplad las nubes, cargadas de Evangelio,
espléndidas y sencillas como Apóstoles,
en su vuelo exterior!
Las aguas todas del mar brillan con risas,
saltando como para besar esos altos, altos galeones,
que cabalgan los cielos, llenos de carga.
Pero ¿quién contará las llamaradas e intercambios,
el oculto rayo y las sonrisas de la noche cegadora,
el beso y el desvanecimiento de la invitación repentina,
el juego y la promesa de desposorio?

Oh, Espíritu Santo, escucha, gritamos Tu Nombre,
te decimos con sencillez y humildad en la oración,
cualquier palabra que nos concedas."
(Thomas Merton)

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