- Un hombre rico tenía un administrador que fue acusado de malversación de
bienes. El amo le llamó y le dijo:
‘¿Qué es eso que me dicen de ti? Dame cuenta de tu trabajo porque no puedes
seguir siendo mi administrador.’ El administrador se puso
a pensar: ‘¿Qué haré ahora que el amo me deja sin empleo? No tengo fuerzas para
cavar la tierra, y me da vergüenza pedir limosna... Ah,
ya sé qué hacer para que haya quienes me reciban en sus casas cuando me quede
sin trabajo.’ Llamó entonces uno por uno a los que tenían
alguna deuda con el amo, y preguntó al primero: ‘¿Cuánto debes a mi amo?’ Le contestó: ‘Cien barriles de aceite.’ El administrador le
dijo: ‘Aquí está tu recibo. Siéntate en seguida y apunta sólo cincuenta.’ Después preguntó a otro: ‘Y tú, ¿cuánto le debes?’ Este le
contestó: ‘Cien medidas de trigo.’ Le dijo: ‘Aquí está tu recibo. Apunta sólo
ochenta.’ El amo reconoció que
aquel administrador deshonesto había actuado con astucia. Y es que, tratándose
de sus propios negocios, los que pertenecen al mundo son más listos que los que
pertenecen a la luz.
Os aconsejo que uséis las riquezas de este
mundo malo para ganaros amigos, para que cuando esas riquezas se acaben haya
quien os reciba en las moradas eternas.
El que se porta honradamente en lo poco,
también se porta honradamente en lo mucho; y el que es deshonesto en lo poco,
también es deshonesto en lo mucho. De manera que, si con las riquezas de este mundo malo no os
portáis honradamente, ¿quién os confiará las verdaderas riquezas? Y si no os portáis honradamente con lo ajeno, ¿quién os dará
lo que os pertenece? Ningún criado puede servir a dos amos,
porque odiará a uno y querrá al otro, o será fiel a uno y despreciará al otro.
No se puede servir a Dios y al dinero."
La frase final, de la, que ningún exégeta duda de su autenticidad, es clara. No se puede servir a Dios y al dinero. No podemos tener dos amos. Tras dos mil años seguimos ignorándola y buscando mil excusas para tener dinero.
La parábola nos puede parecer extraña. Pero, si tenemos en cuenta, que los administradores de Palestina no tenían un sueldo fijo, sino que vivían de la comisión que cobraban en sus gestiones, es fácil deducir, que lo que el administrador descuenta a los deudores para que lo ayuden cuando sea despedido, es precisamente su comisión. Por eso el amo lo alaba, si no, habría protestado y lo habría metido en la cárcel.
Para Jesús el dinero es injusto y sólo debe servir para compartirlo. Si lo utilizamos mal, lo acumulamos...se vuelve en contra nuestro. Nos aleja de Dios, porque nos aleja de los hombres, porque nos hace injustos. Ahí tenemos la sociedad que hemos creado. Dividida, clasista, violenta...a causa del dinero.
Jesús nos dice que no es rico el que tiene mucho, sino el que da mucho. El que se da a sí mismo.
Un abrazo Joan, empiezo a asomarme tímidamente a "la ventana" feliz domingo
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