Llegó encendido y soltó sin saludar:
- Yo esto lo arreglaba enseguida. Los fusilaba o les aplicaba la ley de fugas. ¡Qué nos hemos creído con tanta comprensión y tanta negociación! Se les bombardea, se les destruye y muerto el perro se acabó la rabia.
El Anacoreta lo miró seriamente. Luego, lentamente, le dijo:
- La violencia es tan ineficaz como inmoral. El odio es ineficaz, porque produce un círculo infernal que conduce a la destrucción total. La violencia es inmoral, porque destruye la unidad entre las personas. Crees destruir el mal y lo que haces es alimentar el odio de los hijos y de los amigos. La venganza engendrará más violencia y la espiral no acabará nunca.
Lo miró a los ojos y concluyó:
- Lo siento, pero no puedo estar de acuerdo. Sólo el perdón y el amor llevan a la paz y a la solución de los problemas.
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