miércoles, 29 de enero de 2014

EL ANACORETA Y EL HOMBRE DEPRIMIDO


El Anacoreta fue a visitar a un viejo amigo. Mientras conversaban y tomaban un café, aquel hombre sacó un pastillero de su bolsillo e ingirió una cápsula con un poco de agua. Sonriendo tristemente dijo:
- Es para levantar el ánimo, un antidepresivo. Llevo una temporada en que no le encuentro gusto a nada. Cada día me pesa más vivir.
El anciano lo miró atentamente y repuso:
- Si te lo ha recetado tu médico no seré yo quien te desaconseje tomar este medicamento. Pero, aparte de la pastillita para levantar el ánimo, puedes hacer "cosas" para levantar el ánimo:
El amigo no dijo nada pero lo miró interrogativamente. Entonces el Anacoreta prosiguió:
- Sí. Puedes salir a pasear. Escuchar música. Sentarte en un parque y ver a los niños jugar. Dedica unas horas a un voluntariado. Lee libros estimulantes. Reúnete cada día con un grupo de amigos a charlar, jugar al dominó o al mus y tomar café. Cada mañana, al levantarte, verás que tienes muchas cosas por hacer y tu ánimo no decaerá. Ahora, si te quedas sentado en el sillón, creo, que por muchas pastillas que tomes, tendrás el ánimo por los suelos...  

3 comentarios:

  1. Es cierta la respuesta que el anacoreta da al hombre deprimido,pero también es verdad que las depresiones no desaparecen con facilidad. Evitemos caer en ellas. Es un consejo de amigo.

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    1. Tienes razón. Lo que quiere decir el Anacoreta es que no sólo la medicación es importante, sino los hábitos. Y añadiría, las personas que rodean al deprimido. Además, una cosa es estar triste, de horas bajas y otra la depresión que es una enfermedad muy seria. Un abrazo: Joan Josep

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  2. Los problemas,nos suelen superar,y aqui es cuando se deve de buscar donde sujetarse: si no caes en el pozo

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