El Anacoreta estaba releyendo un libro de Marcel Légaut. Levantó los ojos del texto y dijo a su joven seguidor:
- Mira lo que escribió Légaut el siglo pasado: "La creciente secularización del mundo bajo la acción del progreso acelerado de la ciencia y de la técnica, las condiciones psicológicas y sociológicas totalmente nuevas que son su consecuencia, acorralan a la Iglesia a ser más exacta y más totalmente fiel a su misión en lo que tiene de original y singular, si no quiere convertirse en la sal que se vuelve insípida y que hay que tirar."
Guardó unos instantes de silencio y, luego, añadió:
- Y lo que tiene de original y singular es el Evangelio. La Iglesia no necesita creyentes de dogmas a secas. Necesita discípulos, seguidores de Jesús, que estén dispuestos a dar su vida por cambiar este mundo.
Y mirando a los ojos del joven concluyó:
- Esta es la conversión que necesitamos todos. Centrarnos en Jesús y el Evangelio y hacerlos vida, interioridad nuestra.
Gran verdad Joao. Los dogmas nos pueden guiar, pero la Imitación y el Seguimiento de Cristo con mayúsculas es algo muy superior que pocas veces es practicado. Excelente post. www.susanatopasso.blogspot.com
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