Se me mostró una habitación llena de gente. De pronto se apagó la luz y todo quedó sumido en una densa oscuridad. Todas las personas empezaron a quejarse y a maldecir al encargado de mantenimiento, a la compañía eléctrica, al ayuntamiento...Uno de ellos encendió una vela. Poco a poco cesaron las palabras y se fueron encendiendo velas hasta llenar la habitación de claridad. Y escuché estas palabras:
- Es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad.
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