Lo encontró sentado en un banco del parque. Era invierno. Lucía el sol en un día radiante y la temperatura, aunque fresca, era agradable. Aquel hombre se lamentaba:
- Como más miro mi pasado más me desanimo. ¡He cometido tantos errores! Cada día encuentro menos alicientes para vivir. Querría volver a empezar, volver atrás.
El anciano no respondió inmediatamente. Cuando estuvo seguro de que el hombre no iba a decir nada más, él dijo:
- Kierkegaard, el filósofo danés escribió: "la vida sólo puede entenderse hacia atrás, pero debe ser vivida hacia adelante."
Se quedó en silencio esperando un comentario de aquel hombre. Como no reaccionaba, añadió:
- El pasado es importante para entendernos, para saber quienes somos, dónde estamos y por qué hemos llegado hasta aquí. Pero no podemos quedarnos mirando siempre hacia atrás. La vida se vive hacia adelante. ¿Has cometido errores? El pasado te ayudará a entender por qué los cometiste. Ahora se trata de vivir hacia adelante intentando no repetirlos. Quedarse lamentando el pasado no es vivir. Es transformarnos en una historia, en una estatua, en algo inmóvil e improductivo.
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