"Por aquellos días, Jesús se fue a un cerro a orar, y pasó toda la noche orando a Dios."
En el Evangelio se nos muestra a Jesús apartándose a orar a solas. En este caso, tras pasar la noche en oración, al amanecer escoge a sus doce apóstoles. Luego se junta a la multitud curando a los enfermos y expulsando demonios.
Jesús asistía a la sinagoga y rezaba con sus discípulos. Pero también se retiraba a la soledad y el silencio para orar. Nosotros, cuando hablamos de oración, pensamos en la oración vocal y en comunidad. Sin embargo olvidamos que Jesús, antes de los momentos importantes, se retiraba a rezar en la soledad, en el silencio. Meditaba. Lo vemos al empezar su vida pública retirándose al desierto. Hoy antes de escoger a sus apóstoles. Lo veremos en el Huerto de los Olivos, antes de su Pasión.
¿Meditamos, aunque sólo sea antes de los momentos importantes de nuestra vida? La mayoría hemos olvidado la meditación. Sin embargo deberíamos dedicar un tiempo cada día. Porque sólo allí nos podemos llenar de Dios. Sólo allí obtendremos las fuerzas para después curar a los demás y luchar contra el mal.
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