"Los setenta y dos regresaron muy contentos, diciendo:
– ¡Señor, hasta los demonios nos obedecen en tu nombre!
Jesús les dijo:
– Sí, pues yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Os he dado poder para que pisoteéis serpientes y alacranes, y para que triunféis sobre toda la fuerza del enemigo sin sufrir ningún daño. Pero no os alegréis de que los espíritus os obedezcan, sino de que vuestros nombres ya estén escritos en el cielo.
En aquel momento, Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo:Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que ocultaste a los sabios y entendidos. Sí, Padre, porque así lo has querido.
Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre; y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera darlo a conocer.
Volviéndose a los discípulos les dijo aparte:
- Dichosos quienes vean lo que estáis viendo vosotros, porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; desearon oir lo que vosotros oís, y no lo oyeron."
Los setenta y dos discípulos que Jesús había enviado de dos en dos vienen alegres de su misión. Jesús les hace ver que, la alegría no ha de depender del éxito de la misión, del poder que han tenido, sino del hecho de haber sido enviados, del hecho de estar inscritos como seguidores de Jesús. También Jesús nos vuelve a señalar que el único que conoce al Padre es Él. A través de Jesús, es la única forma de llegar a Dios. Es Él quien nos ayuda a ver la realidad con otros ojos, como nadie la ha visto jamás. |
sábado, 1 de octubre de 2016
LA ALEGRÍA DE LA MISIÓN
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Si aixi ho crec Jesús es el nostre intermediari per arrivar el Pare
ResponderEliminarUna abraçada, Montserrat