"Jesús recorría todos los pueblos y aldeas enseñando en las sinagogas de cada lugar. Anunciaba la buena noticia del Reino y curaba toda clase de enfermedades y dolencias. Viendo a la gente, sentía compasión, porque estaban angustiados y desvalidos como ovejas que no tienen pastor. Dijo entonces a sus discípulos:
– Ciertamente la mies es mucha, pero los obreros son pocos. Por eso, pedid al Dueño de la mies que mande obreros a recogerla.
Jesús recorría todos los pueblos y aldeas enseñando en las sinagogas de cada lugar. Anunciaba la buena noticia del Reino y curaba toda clase de enfermedades y dolencias. Viendo a la gente, sentía compasión, porque estaban angustiados y desvalidos como ovejas que no tienen pastor. Dijo entonces a sus discípulos:
– Ciertamente la mies es mucha, pero los obreros son pocos. Por eso, pedid al Dueño de la mies que mande obreros a recogerla.
Jesús envió a estos doce con las siguientes instrucciones:
– Id y anunciad que el Reino de los cielos está cerca. Sanad a los enfermos, resucitad a los muertos, limpiad de su enfermedad a los leprosos y expulsad a los demonios. Gratis habéis recibido este poder: dadlo gratis."
Los hombres andan desorientados sin nadie que los dirija. Por eso Jesús pide operarios que sigan su trabajo. Gente que reparta Amor por la tierra.
Si examinamos nuestra vida, veremos la cantidad de cosas que hemos recibido gratuitamente. Jesús nos envía para que, también nosotros, repartamos gratuitamente Amor a nuestro alrededor.
El trabajo es inmenso. De lo que se trata es de hacer de nuestras vidas imágenes del Reino. Y eso se hace amando sin cesar. Eso es lo que Jesús nos pide: que demos Amor.
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