"Cuando ya los sabios se habían ido, un ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:
- Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.
José se levantó, tomó al niño y a su madre y salió de noche con ellos camino de Egipto, donde estuvieron hasta que murió Herodes. Esto sucedió para que se cumpliese lo que el Señor había dicho por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo.
Al darse cuenta Herodes de que aquellos sabios de Oriente le habían burlado, se enfureció; y calculando el tiempo por lo que ellos habían dicho, mandó matar a todos los niños menores de dos años que vivían en Belén y sus alrededores. Así se cumplió lo que había dicho el profeta Jeremías:
- Se oyó una voz en Ramá,
llantos y grandes lamentos.
Era Raquel, que lloraba a sus hijos
y no quería ser consolada
porque ya estaban muertos."
Seguramente nos encontramos ante una leyenda o un relato simbólico. El día de Navidad decíamos que sólo dos caminos llevan a Belén: el de la sencillez y el de la búsqueda sincera de la verdad. Si no nos acercamos con humildad, con amor al pesebre, al igual que Herodes, lo que buscamos es la muerte del Niño.
Al poder le estorba ese Niño. Piensa que es una competencia. Hay poder que mata a Jesús encerrándolo en templos de oro. Escondiéndolo tras nubes de incienso. Hay poder que mata a Jesús, eliminando aquellas personas sencillas que le siguen, que lo aman.
Por desgracia, el poder sigue matando inocentes: niños esclavizados por el trabajo o la pornografía. Niños que mueren de inanición, porque algunos acumulan las riquezas. Niños que mueren bajo las bombas de los que quieren dominar el mundo.
Herodes sigue intentando matar a Jesús, matando a los inocentes.
Seguramente nos encontramos ante una leyenda o un relato simbólico. El día de Navidad decíamos que sólo dos caminos llevan a Belén: el de la sencillez y el de la búsqueda sincera de la verdad. Si no nos acercamos con humildad, con amor al pesebre, al igual que Herodes, lo que buscamos es la muerte del Niño.
Al poder le estorba ese Niño. Piensa que es una competencia. Hay poder que mata a Jesús encerrándolo en templos de oro. Escondiéndolo tras nubes de incienso. Hay poder que mata a Jesús, eliminando aquellas personas sencillas que le siguen, que lo aman.
Por desgracia, el poder sigue matando inocentes: niños esclavizados por el trabajo o la pornografía. Niños que mueren de inanición, porque algunos acumulan las riquezas. Niños que mueren bajo las bombas de los que quieren dominar el mundo.
Herodes sigue intentando matar a Jesús, matando a los inocentes.
Com sempre paraules molt certes que ens fan reflexionar .Gracies Juanjo
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