"Vosotros enviasteis a preguntarle a Juan, y lo que él respondió es cierto. Pero yo no dependo del testimonio de ningún hombre; solo digo esto para que vosotros podáis ser salvos. Juan era como una lámpara que ardía y alumbraba, y vosotros quisisteis gozar de su luz un poco de tiempo. Pero tengo a mi favor un testimonio de más valor que el de Juan. Lo que yo hago, que es lo que el Padre me encargó que hiciera, prueba que de veras el Padre me ha enviado."
Juan fue un testigo de la luz, pero no era la luz. La luz es Jesús. Y para creer en el Padre debemos creer en Jesús. Los fariseos ni aceptaron a Juan ni aceptaron a Jesús. Porque no supieron ver que Jesús era el enviado del Padre. No entendieron sus obras. No supieron ver que los ciegos recobraban la vista y los paralíticos andaban...No entendieron que a Dios se llega por el amor a los hombres.
Nosotros, como Juan, debemos ser testigos de Luz. Mostrar a los hombres el Padre con nuestras obras. Es con nuestro amor con el que mostraremos la luz; no con sólo palabras.
Juan fue un testigo de la luz, pero no era la luz. La luz es Jesús. Y para creer en el Padre debemos creer en Jesús. Los fariseos ni aceptaron a Juan ni aceptaron a Jesús. Porque no supieron ver que Jesús era el enviado del Padre. No entendieron sus obras. No supieron ver que los ciegos recobraban la vista y los paralíticos andaban...No entendieron que a Dios se llega por el amor a los hombres.
Nosotros, como Juan, debemos ser testigos de Luz. Mostrar a los hombres el Padre con nuestras obras. Es con nuestro amor con el que mostraremos la luz; no con sólo palabras.
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