martes, 22 de agosto de 2017

MAS SOBRE EL DINERO


"Jesús dijo entonces a sus discípulos:
– Os aseguro que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Os lo repito: le es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios. Al oirlo, sus discípulos se asombraron más aún, y decían:
– Entonces, ¿quién podrá salvarse?
Jesús los miró y les contestó:
– Para los hombres esto es imposible, pero no para Dios.
Pedro entonces añadió:
– Nosotros, que hemos dejado cuanto teníamos y te hemos seguido, ¿qué vamos a recibir?
Jesús les repondió:
– Os aseguro que cuando llegue el tiempo de la renovación de todas las cosas,  cuando el Hijo del hombre se siente en su trono glorioso, vosotros, que me habéis seguido, os sentaréis también en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todos los que por causa mía hayan dejado casa, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o tierras, recibirán cien veces más, y también recibirán la vida eterna. Muchos que ahora son los primeros, serán los últimos; y muchos que ahora son los últimos, serán los primeros."

 Este texto es continuación del de ayer. No se trata de discutir si Jesús habla de una aguja de coser o de una puerta muy pequeña de la muralla de Jerusalén. Lo que nos dice es, que muy difícilmente un rico, sin la misericordia de Dios, se salvará.
Jesús no quiere que todos seamos unos miserables. La miseria es una lacra, no una virtud. Jesús nos pide una sociedad igualitaria, una sociedad en la que todos seamos hermanos. Una sociedad en la que lo importante son las relaciones humanas, el amor y no el dinero, ni lo que poseemos. Estamos en una sociedad en la que dos terceras partes no tienen nada. Jesús no nos pide que las tres terceras partes no tengamos nada, sino que todos tengamos lo mismo. Y esto sólo se logra en una sociedad que sabe compartir. Una sociedad en la que no sea el dinero el que señale el estatus humano.

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