sábado, 5 de agosto de 2017

NUESTRA COBARDÍA


"Por aquel mismo tiempo, Herodes, que gobernaba en Galilea, oyó hablar de Jesús y dijo a los que tenía a su servicio:
– Ese es Juan el Bautista. Ha resucitado, y por eso tiene poderes milagrosos.
Es que Herodes había hecho apresar a Juan, y lo había encadenado en la cárcel. Fue a causa de Herodías, esposa de su hermano Filipo, pues Juan decía a Herodes:
– No puedes tenerla por mujer.
Herodes quería matar a Juan, pero temía a la gente, porque todos tenían a Juan por profeta. En el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías salió a bailar delante de los invitados, y le gustó tanto a Herodes que prometió bajo juramento darle cualquier cosa que le pidiera. Ella entonces, aconsejada por su madre, le dijo:
– Dame en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.
Esto entristeció al rey Herodes, pero como había hecho un juramento en presencia de sus invitados, mandó que se la dieran. Envió, pues, a que cortaran la cabeza a Juan en la cárcel. Luego la pusieron en una bandeja y se la dieron a la muchacha, y ella se la llevó a su madre.
Más tarde llegaron los seguidores de Juan, que tomaron el cuerpo y lo enterraron. Después fueron y dieron la noticia a Jesús."

Juan, como todos los profetas, no se calla ante el mal y la injusticia; por eso morirá como todos los profetas.
Herodes nos representa en nuestra debilidad. Mata a Juan, por no renunciar a una promesa hecha en un momento embriaguez. Él sabe que Juan es profeta, pero teme volverse atrás por el qué dirán de él.
¿Cuántas veces nos echamos atrás por cobardía?¿Qué hay de los refugiados que prometimos acoger?¿Por qué miramos hacia otro lado cuando nos cruzamos con un necesitado?¿Por qué callamos cuando vemos una injusticia en nuestro lugar de trabajo o en nuestra sociedad? ¿Cuántas veces invocamos la ley para esconder nuestra cobardía?
Herodes no mata a Juan por ser fiel a su palabra, sino por cobardía, por no quedar mal, por no perder autoridad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario