"Luego Jesús dijo a sus discípulos:
– El que quiera ser mi discípulo, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame.
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; en cambio, el que pierda su vida por causa mía, la recobrará.
¿De qué sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde la vida? ¿O cuánto podrá pagar el hombre por su vida?
El Hijo del hombre va a venir con la gloria de su Padre y con sus ángeles, y entonces recompensará a cada uno conforme a sus hechos.
Os aseguro que algunos de los que están aquí no morirán sin haber visto al Hijo del hombre venir como rey."
Si queremos seguir a Jesús, debemos abrazarnos a nuestra cruz. Eso no significa que debemos buscar el sufrimiento. Sufrir para ser santos. Esto significa que debemos seguir la voluntad de Dios, aquello que Él quiere para cada uno de nosotros. Y ese seguimiento no es fácil. Significa que, a veces, nos exigirá renunciar a aquello que nos gustaría, que creemos es lo nuestro, pero en realidad es sólo una excusa para no seguir a Jesús. Esa es la verdadera vida: Entregarnos a los demás como Él hizo.
Bon día Joan Josep, aixó es el que ens demana Jesús, pero avui hi han tantes contradiccions amb la questió de l´autoestima.
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