El Anacoreta dijo a su joven seguidor que se quejaba de su debilidad y de sus fallos:
- Mira, si luchas por ser algo es lógico que a veces falles, que seas débil y caigas. Si caes y lo reconoces, te arrepientes y vuelves a comenzar, estás en el buen camino. Lo malo es vivir constantemente de un modo distinto a lo que pensamos. Lo malo es ocultar nuestras verdaderas intenciones, aparentar lo que no somos.
Sonrió mirando a su discípulo y concluyó:
- No te desanimes por tus errores. Es equivocándonos como aprendemos. Reconócelos y sigue avanzando...
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