Un día, el discípulo dijo al Anacoreta:
- Cada día disfruto más con mis oraciones, mis ratos de silencio, con la soledad...
El anciano le respondió:
- Me parece bien que valores estas cosas; pero no olvides que hemos de ser sal y luz de la tierra.
Como siempre guardó unos momentos de silencio antes de continuar:
- Si tu espiritualidad sólo te sirve a ti, para tu gozo...falta algo muy importante. Jesús nos dijo que debemos ser sal y luz. Toda nuestra interioridad, nuestra meditación, nuestro silencio, ha de servir para crecer por dentro, para, después, salar y dar luz a los demás.
Lo miró a los ojos y concluyó:
- Si no, toda nuestra vida espiritual no es mas que egoísmo y narcisismo. Debemos entregarnos para ayudar a los demás. Debemos hacernos Uno con Jesús, para iluminar a los demás, para reflejarlo en los otros, para acabar siendo Uno, todos. No lo olvides nunca...
Como siempre guardó unos momentos de silencio antes de continuar:
ResponderEliminar- Si tu espiritualidad sólo te sirve a ti, para tu gozo...falta algo muy importante. Jesús nos dijo que debemos ser sal y luz. Toda nuestra interioridad, nuestra meditación, nuestro silencio, ha de servir para crecer por dentro, para, después, salar y dar luz a los demás.