El visitante dijo al Anacoreta:
- Dicen que Jesús, antes de la Ascensión nos mandó a todos por todo el mundo a predicar la Buena Nueva. ¿Cómo puedo hacerlo si tengo familia?
Sonrió el anciano y le dijo:
- No todos tenemos la misma misión, pero todos hemos de ser misioneros. Es con nuestra vida de amor, de entrega, de perdón, de ayuda, empatía...que predicamos a nuestro alrededor la Buena Noticia. Y eso puedes hacerlo sin dejar tu familia.
Miró a los ojos al visitante y concluyó:
- Es triste, pero mientras nuestra Fe se reduzca a palabras, no cumplimos el mandato de Jesús. Son nuestras obras las que de verdad hablan. Y el amor...es el mejor lenguaje.
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