sábado, 5 de junio de 2021

EL ANACORETA Y ACOGER

 


El joven discípulo se quejaba de que muchos visitantes no traían nada y el Anacoreta les invitaba y compartía lo poco que tenían con ellos. El anciano sonrió abiertamente y contestó:
- Nuestra persona debe ser la casa donde acoger a los demás. Debemos ser una casa que tiene siempre sus puertas y ventanas abiertas. Esto nos ayuda a ser personas sencillas, que hacemos el camino de la vida ligeros de equipaje.
Luego le miró con alegría y concluyó:
- Por poco que tengamos, siempre podemos compartir ese poco. El día que no tengamos nada...aquel día si que no podremos compartir nada material, pero siempre podremos compartir nuestro amor... 

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