miércoles, 9 de junio de 2021

EL ANACORETA Y LOS PREJUICIOS

 


Cuando el joven discípulo vio a la mujer que llegaba se escandalizó y se preguntó qué venía a hacer en un lugar de oración y retiro como la cueva del Anacoreta. Mayor fue su sorpresa cuando vio, que el anciano la recibía con los brazos abiertos, habló largamente con ella y la invitó a comer y a orar con ellos, antes de partir.
El Anacoreta, que había observado la reacción de su joven discípulo, le dijo:
- Esta mujer realmente ha llevado una mala vida. Nació en un barrio y con unos padres que la abocaron a la mala vida. Pero siempre ha querido cambiar y lucha por ello. Está realmente arrepentida. Te ha pasado como a los fariseos cuando vieron a aquella mala mujer que derramaba lágrimas a los pies de Jesús , los lavaba y secaba con sus cabellos...Aquella mujer salió perdonada de aquél encuentro. En cambio, los fariseos, no aceptaron a Jesús y permanecieron lejos de Dios.
Miró a los ojos al joven y concluyó:
- No prejuzgues nunca. No te fíes de las apariencias. La verdad del hombre está en su interior, en su corazón.
Y el joven discípulo se retiró avergonzado a su cueva...

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