jueves, 3 de junio de 2021

EL ANACORETA Y EL RÍO SECO

 


El visitante dijo al Anacoreta que había perdido la ilusión por la espiritualidad. Que se sentía seco.
- He dedicado mi vida al apostolado y ahora nada tiene sentido. 
El Anacoreta lo tomó de la mano y lo hizo andar un rato por el desierto hasta llegar al cauce seco de un río. Entonces le dijo:
- Esto fue un río. Hoy es un cauce seco, por el que no pasa ni una gota de agua. ¿Sabes por qué?
El visitante negó con la cabeza. El anciano se explicó
- Este río perdió su fuente...se secó. Lo mismo ocurre a nuestra alma si se separa de la fuente de la vida que es Dios.
Puso una mano sobre el hombro del visitante y concluyó:
- Hiciste mucho apostolado. Estabas comprometido con los movimientos de tu Parroquia...¿Pero dedicaste tiempo a meditar, a guardar silencio, a contemplar a Dios en tu corazón? Seguro que no. Por esto se secó tu vida, se secó el río de la espiritualidad. Te separaste de tu fuente, que es Dios...

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