- Hoy - dijo el Anacoreta - celebramos la fiesta del Amor.
Acababan de rezar Laudes y preparaban el frugal desayuno.
- Este es el sentido de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. Tenemos claro que Jesús es Amor; pero, ¿nos dejamos amar? ¿confiamos realmente en Él? ¿Dejamos que habite en nuestro corazón?
Apartó la leche del fuego, ya que empezaba a hervir y continuó:
- El amor es como el fuego. Si no lo alimentamos se apaga. Por eso debemos meditar cada día. Por eso debemos dejarnos amar por Jesús. Por eso, sobre todo, debemos amar a los demás cada día, en cada instante.
Y se fueron a desayunar...
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