Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo." José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: "Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto." Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: "Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven".
Herodes mandó matar a los inocentes por miedo a perder su poder. Hoy, seguimos matando inocentes para conservar nuestro poder. Los inmigrantes siguen muriendo en el mediterráneo. Nuestro tráfico de armas hace que se produzcan miles de víctimas inocentes. Con mil excusas no dejamos nacer a los que hemos concebido. Siguen muriendo personas de hambre por nuestra codicia y avaricia. Estos son los inocentes de hoy.....
"Los sistemas de poder, al sentirse amenazados, no tiene problema en eliminar y asesinar, hasta la vida de los inocentes. El egoísmo no conoce límites. Es esto lo que recuerda el relato evangélico de hoy. Herodes al sentirse amenazado pierde los estribos y declara la muerte a todos aquellos que están al servicio de la vida. Eso suele pasar en la vida cotidiana en los países de nuestro continente, también al interior de las religiones. La experiencia de Jesús, al ser vivida de manera radical, se convierte en una amenaza para los sistemas de poder. Hoy, se hace necesario que el cristianismo llegue a ser una propuesta amenazante para los detentadores de poder del mundo. No podemos seguir viviendo un cristianismo sin profecía, sin compromiso serio y profundo, en favor de la vida digna y contra las políticas de muerte, vengan de los sectores que vengan. ¿Te animas a vivir como Jesús vivió y a experimentar la marginación, la violencia que le impusieron a él y a los que fueron fieles a su causa?" (Koinonía)
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