Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que lo supieran sus padres. Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.»Él les contestó: «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?» Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón.
María guardaba todo lo que veía y oía de Jesús en su corazón. Ella es nuestro modelo. Seremos verdaderos discípulos, si sabemos guardar en nuestro corazón las palabras, los hechos...de Jesús. Si guardamos en nuestro corazón a los más débiles, a los pobres, a los enfermos, a los perseguidos...Ellos son Jesús que viene a nosotros.
"En febrero de 2019, dos eventos tuvieron lugar simultáneamente en Roma. Uno fue una reunión en el Vaticano sobre la "Protección de los menores en la Iglesia". El otro fue una conferencia, "La revolución de la ternura: El Corazón de María", organizada por tres congregaciones religiosas de carisma mariano. En la conferencia se hizo la conmovedora observación de que no era casualidad que estos dos acontecimientos se produjeran juntos: La única solución al mal del abuso de menores es tener el corazón tierno de una madre, de la Madre. En la reunión sobre la protección de los menores, la periodista Valentina Alazraki observó que el corazón de una madre siempre sangra por los niños más débiles y los protege a cualquier precio. El papel de la Iglesia, y por extensión, de cada miembro de la Iglesia, es ser una madre así para los "niños más débiles" del mundo: los pobres, los enfermos, los necesitados, las víctimas. No hay mejor modelo a imitar que el Corazón de la Madre María." (Ciudad Redonda)
No hay comentarios:
Publicar un comentario