lunes, 27 de junio de 2022

SEGUIRLO DE VERDAD

 


En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de atravesar a la otra orilla. Se le acercó un letrado y le dijo: "Maestro, te seguiré a donde vayas". Jesús le respondió: "Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza". Otro, que era discípulo, le dijo: "Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre". Jesús le replicó: "Tú, sígueme. Deja que los muertos entierren a sus muertos".

El evangelio de ayer era similar al de hoy pero de evangelista diferente. ¿De verdad seguimos a Jesús? Hay un hecho actual que me hace dudar de que los cristianos sigamos de verdad a Jesús: Tenemos inmigrante de primera y de segunda. ¿Por qué aceptamos sin problemas a los ucranianos y dejamos a los que vienen de África y Asia morir en el Mediterraneo o los matamos en la frontera de Melilla? Precisamente ese Jesús que no tenía dónde recostar su cabeza, son esos inmigrantes. Unos y otros. No hay que rechazar a ninguno. Y no echemos la culpa al gobierno. Cualquier gobierno, de derechas, centro o izquierdas, se comportaría igual. Porque, por desgracia, lo que les interesa es el poder...Y nosotros, a los marroquís, paquistaníes y subsaharianos los miramos de forma muy diferente a los otros inmigrantes.

"Vivimos en sociedades donde es más fácil aceptar los miles de muertos prematuros que generar cambios esenciales que protejan y aseguren la vida de las personas más vulnerables. Jesús, en cambio, nos da lecciones de solidaridad para con despojados de toda dignidad, los “sin lugar”, los sin tierra, sin derechos, sin oportunidades; se identifica con ellos y se pone a su nivel reclamando justicia. Cuando el evangelio nos dice que no tiene «dónde recostar la cabeza», no se refiere solamente a estar sin techo, sino propiamente a su destino, con los crucificados de ayer y de hoy, en fosas comunes, totalmente abandonados y despreciados por los poderes de este mundo. Dejar que «los muertos entierren a sus muertos» es una fuerte expresión de denuncia al sistema generador de muerte. Él, por el contrario, está invitando a engendrar vida desde el espacio del Reino." (Koinonía)

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