En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará.
Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga. Cuando tú vayas a rezar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará. Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los farsantes, que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.
Limosna, oración y ayuno, son auténticos cuando los unimos al amor. Una limosna, que sea un compartir lo que tenemos con los demás. Una oración, que sea acercarse a Dios con el prójimo en el corazón. Un ayuno, que sea prescindir de lo que no es necesario y les falta a los demás. Si no, no dejan de ser actos de hipocresía y de orgullo.
"A una religiosidad hipócrita y superficial, Jesús contrapone la fe vivida en libertad. Toda práctica de culto religioso (limosna, oración, ayuno) tiene sentido si me ayuda a vencer el egoísmo. La persona creyente acostumbrada a hacer obras de caridad debe ponerle cuidado al reconocimiento y al aplauso, porque pueden alejarla de la gratuidad del amor. Si un cristiano cree que la vida se basa en el éxito, pueda que no tenga claro lo que significa seguir a Jesús. Buscar el confort y la instalación es una de las peores tentaciones en la Iglesia: acomodar el mensaje para agradarle a los fieles; atender preferentemente a quienes favorecen en lo material; dejarse seducir por el evangelio de la prosperidad. Vivir alejado de las apariencias, en cambio, nos lleva a buscar la verdad y la justicia. Pidamos, como Eliseo, un espíritu de profecía que nos haga personas coherentes, desinteresadas y sinceras. ¿Los sacrificios que ofrezco a Dios son la oportunidad para renunciar a mis deseos e intereses? ¡Que tus sacrificios te humanicen! " (Koinonía)
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