Jesús dijo también a la gente: Cuando veis que las nubes aparecen por occidente, decís que va a llover, y así sucede. Y cuando el viento sopla del sur, decís que va a hacer calor, y lo hace. ¡Hipócritas!, si sabéis interpretar tan bien el aspecto del cielo y de la tierra, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo en que vivís?
¿Por qué no juzgas por ti mismo lo que es justo? Si alguien te demanda ante las autoridades, procura llegar a un acuerdo con él mientras aún estés a tiempo, para que no te lleve ante el juez; porque si no, el juez te entregará a los guardias y los guardias te meterán en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que pagues el último céntimo.
Para interpretar los signos de los tiempos nos hemos de poner las gafas del Amor. Saberlo mirar todo a la luz del Evangelio.
También debemos acercarnos a los demás con humildad y sinceridad. Esto arregla todos los problemas y litigios.
"Hay mucha gente que sabe qué tiempo va a hacer. Les duelen las articulaciones o, como en el Evangelio de hoy, saben interpretar las señales de la naturaleza. No suelen fallar. Es más difícil interpretar los signos de los tiempos. Para eso hace falta mucha oración. Hay que ponerse a la escucha de la Palabra de Dios. Y hace falta entender que no vivimos solos. Hay que ponerse a la escucha de los hermanos. Y eso cuesta. Vamos más rápidos sin compañía, pero juntos llegamos más lejos. Eso está demostrado históricamente.
Interpretar los signos de los tiempos implica discernir lo que el Espíritu pide a la Iglesia hoy. En tiempos difíciles, tener la mirada clara, para poder dar una respuesta adecuada a lo que el mundo necesita hoy, en este momento concreto de la historia. Eso exige también la participación y la implicación en la vida eclesial. En lo que nos toca más de cerca, la Iglesia local, tu parroquia, tu diócesis… Y en el plano universal, en lo que se refiere a toda la Iglesia, lo que dice el Papa, lo que dicen las Conferencias de Obispos…
Deberíamos conseguir que nuestro estilo de vida, la forma de actuar y reaccionar ante los problemas, las celebraciones y el anuncio de la Buena Nueva de Cristo testimonie quiénes somos de verdad, seguidores del Señor resucitado. Que, mirándonos, nuestros hermanos vean nuestra comunión, el servicio, la Eucaristía y la comunidad misionera. Todo sobre lo que, durante este mes, en Roma, reflexionan y discuten en el Sínodo sobre la Sinodalidad. Sigamos rezando por los participantes, para que de sus trabajos salga una Iglesia más capaz de interpretar lo que pasa alrededor y reaccionar evangélicamente.
Al final, en el último día, tendré que rendir cuentas ante el Señor. Lo sé, y me esfuerzo por responder cada día en las cosas pequeñas. Ahí estoy. En la lucha. Ojalá tú también puedas decirle al Señor, cuando llegue tu hora, que has querido siempre seguir hacia delante. Ya sabes, con la ayuda de Dios, todo es posible. Hasta morir en paz, perdonando, en medio de la persecución. Que María, la Madre, que de sufrimiento entiende algo, nos enseñe a decir hágase en mí según tu Palabra."
( Alejandro cmf, Ciudad Redonda)
No hay comentarios:
Publicar un comentario