"¡Ya viene mi amado!
¡Ya escucho su voz!
Viene saltando sobre los montes,
viene saltando por las colinas.
Mi amado es como un corzo,
como un cervatillo.
¡Aquí está ya, tras la puerta,
asomándose a la ventana,
espiando a través de la reja!
Mi amado me dijo:
Levántate, amor mío;
anda, cariño, vamos.
¡Mira! El invierno ha pasado
y con él se han ido las lluvias.
Ya han brotado flores en el campo,
ya ha llegado el tiempo de cantar,
ya se escucha en nuestra tierra
el arrullo de las tórtolas.
Ya tiene higos la higuera,
y los viñedos esparcen su aroma.
Levántate, amor mío;
anda, cariño, vamos.
Paloma mía que te escondes en las rocas,
en altos y escabrosos escondites,
deja que mire tu rostro,
deja que escuche tu voz.
Porque mirarte es grato,
y escucharte, delicioso."
El Cantar de los Cantares es un poema de amor. Los cristianos lo hemos asociado al amor entre Cristo y su Iglesia. Entre Jesús y el alma mística.
El fragmento que leemos hoy, es un canto de esperanza. El invierno ha pasado y llega la primavera con el renacer de la naturaleza. Si miramos a nuestro alrededor, más bien diríamos que estamos en el invierno social y que todo es frío y oscuridad. El mensaje de la Navidad que llega, de la Encarnación de Jesús, es que todo empieza a renacer. Jesús se nos acerca y nos dice que nos levantemos, que quiere mirar nuestro rostro. Para ello debemos parar de movernos, dejar de escondernos y corretear por las rocas , y dejarnos encontrar por Él, que llama a nuestra puerta.
El Cantar de los Cantares es un poema de amor. Los cristianos lo hemos asociado al amor entre Cristo y su Iglesia. Entre Jesús y el alma mística.
El fragmento que leemos hoy, es un canto de esperanza. El invierno ha pasado y llega la primavera con el renacer de la naturaleza. Si miramos a nuestro alrededor, más bien diríamos que estamos en el invierno social y que todo es frío y oscuridad. El mensaje de la Navidad que llega, de la Encarnación de Jesús, es que todo empieza a renacer. Jesús se nos acerca y nos dice que nos levantemos, que quiere mirar nuestro rostro. Para ello debemos parar de movernos, dejar de escondernos y corretear por las rocas , y dejarnos encontrar por Él, que llama a nuestra puerta.
Deixa que vegui el teu rostre...mirar-te és grat....Pare Nostre
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