martes, 19 de diciembre de 2017

NACIMIENTO DE SANSÓN


"En Sorá, de la tribu de Dan, había un hombre que se llamaba Manoa. Su mujer nunca había tenido hijos, porque era estéril. Pero el ángel del Señor se le apareció y le dijo:
- Tú nunca has podido tener hijos, pero ahora vas a quedar embarazada y tendrás un niño. Pero no tomes vino ni licor, ni comas nada impuro, pues vas a tener un hijo al que no se le deberá cortar el cabello, porque ese niño estará consagrado a Dios como nazareo desde antes de nacer, para que sea él quien comience a librar a los israelitas del poder de los filisteos. 
La mujer fue a contárselo a su marido, y le dijo:
– Un hombre de Dios vino a donde yo estaba, y me impresionó mucho pues parecía el ángel mismo del Señor. Ni yo le pregunté quién era ni tampoco él me lo dijo. Lo que sí me dijo fue que yo voy a tener un hijo, y que desde ahora no debo tomar vino ni licor, ni comer nada impuro, porque el niño va a estar consagrado a Dios como nazareo desde antes de nacer y hasta su muerte.
A su tiempo, la mujer tuvo un hijo, y le puso por nombre Sansón. El niño crecíar y el Señor lo bendecía. Y un día en que Sansón estaba en el campamento de Dan, entre Sorá y Estaol, el espíritu del Señor comenzó a manifestarse en él."

La primera lectura, del libro de los Jueces, narra el nacimiento de Sansón. Sigue el modelo del nacimiento de todos los salvadores de Israel: Dios elige alguien sencillo, en este caso una mujer estéril. El niño queda claro que es un don de Dios y trae la salvación al pueblo judío. Él debe entregarse totalmente a su Dios, ser fiel, para cumplir correctamente su misión. El espíritu de Dios se manifiesta en él.
Son los requisitos para actuar en nombre de Dios. 


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