"Así dice el Señor, tu redentor,
el Dios Santo de Israel:
Yo soy el Señor tu Dios;
yo te enseño lo que es para tu bien,
y te guío por el camino que debes seguir.
¡Ojalá hubieras hecho caso de mis órdenes!
Tu bienestar iría creciendo como un río,
tu prosperidad sería como las olas del mar,
tus descendientes serían numerosos,
incontables como la arena del mar;
yo nunca los hubiera destruido,
ni los hubiera apartado de mi vista."
Estas palabras iban dirigidas al pueblo de Israel. Dios, a través de los profetas, les había señalado el camino a seguir, pero no lo siguieron. Su bienestar dependía de su confianza en Dios.
Pero estas palabras también van dirigidas a nosotros. Jesús, con su Encarnación, nos ha señalado el camino hacia el Padre. ¿Lo seguimos? Nuestro futuro depende de ello. Nos quejamos de nuestra sociedad, de las desgracias, de un mundo injusto. Pero, ¿seguimos los pasos de Jesús?
T'ensenyo el que és per al teu bé. Pare Nostre
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